
Ryan Satterthwaite, un joven neozelandés de 19 años, ha fallecido a causa de un severo traumatismo craneal tras participar en un desafío viral que simula un placaje de rugby sin protección. El suceso, ocurrido el pasado domingo en la ciudad de Palmerston North, pone en evidencia los peligros de una práctica que, pese a sus evidentes riesgos, sigue ganando adeptos a través de redes sociales. Así lo ha confirmado la Policía de Nueva Zelanda en un comunicado recogido por EFE.
El joven fue hospitalizado de urgencia tras ser derribado violentamente por un amigo durante el reto conocido como run-it-straight (‘corre en línea recta’), un enfrentamiento físico en el que dos participantes —uno con balón y otro sin él— se embisten frontalmente hasta que uno de ellos cae al suelo. Murió al día siguiente debido a la gravedad de la lesión en la cabeza.
El portavoz policial Ross Grantham subrayó en una declaración oficial: "Instamos a cualquier persona que esté considerando participar en un juego o evento como este a que tenga en cuenta los importantes riesgos de seguridad y de lesiones". Aunque ha aclarado que "se trataba de un juego improvisado entre amigos, y no de un evento planificado", añadió que este tipo de tragedias "ponen de relieve las preocupaciones inherentes sobre la seguridad de estas actividades". La Policía ha señalado que no se abrirá una investigación criminal, aunque se realizarán indagaciones en nombre del forense.
Un fenómeno fuera de control
El fenómeno run-it-straight no es nuevo en Oceanía. Desde hace años, se ha practicado de forma informal en patios escolares y reuniones de amigos, pero ha experimentado una preocupante transformación desde que comenzó a viralizarse en plataformas como TikTok e Instagram. En estos vídeos, se puede ver a adolescentes y adultos embistiéndose entre risas, con espectadores animando y, en algunos casos, grabando escenas en las que los participantes terminan inconscientes o incluso convulsionando.
El desafío ha ganado tanto seguimiento que se han empezado a organizar torneos con público, reglas mínimas y jugosos premios en metálico. Uno de los más destacados, el Runit Championship League, debutó este mes en Auckland con más de 1.000 asistentes en el Trusts Arena. Los combates ofrecían un premio de hasta 13.000 dólares (unos 9.500 libras esterlinas), aunque no todos los enfrentamientos acabaron bien: uno de los vídeos difundidos en redes muestra a un hombre aparentemente sufriendo una convulsión tras el impacto.
Ausencia de normas
Pese a las advertencias médicas, algunos jugadores profesionales de rugby han respaldado este tipo de prácticas, lo que, según los expertos, contribuye a su normalización. Desde el ámbito organizativo, Kimami Ngaluafe, promotor del evento Up the Guts NZ, ha defendido el carácter tradicional del run-it-straight en Nueva Zelanda: "Es un deporte nacional de patio trasero para los neozelandeses. Los chicos están jugando en este mismo momento", declaró a la BBC. No obstante, reconoció que la muerte de Satterthwaite "es un recordatorio de la importancia de la seguridad". A su juicio, sería necesario establecer normas básicas, como el uso de cascos y la presencia de asistentes que eviten impactos contra el suelo.

