El pasado 30 de agosto, una madre descubrió fragmentos de cristal en un tarro de comida infantil que iba a dar a su hijo de diez meses. El potito, que estaba en la nevera del piso que compartían con otra familia en el distrito madrileño de San Blas, fue volcado en un plato antes de ofrecérselo al menor. Fue entonces cuando notó los pequeños trozos que, según sospechó, podrían proceder de una botella de vidrio.
La mujer alertó inmediatamente a la Policía Nacional. Agentes de una patrulla acudieron al domicilio tras el aviso y procedieron a la detención de un hombre y una mujer, con quienes la familia del menor compartía el alquiler de habitaciones en el inmueble. Ambos fueron acusados de un presunto delito de lesiones.
"No estuvimos aquí"
Los acusados, quienes pasaron tres noches en el calabozo tras su arresto, han defendido públicamente su inocencia. Según han declarado, consideran que los verdaderos responsables de introducir los cristales en el alimento del bebé son los propios padres del menor, Claudia y Joel y que lo hacen para culparles.
En declaraciones al Programa de Ana Rosa, uno de los acusados, afirmó: "No estuvimos aquí", refiriéndose al día en que presuntamente se habría producido la manipulación del tarro de comida.
La dueña del piso
La situación se complica aún más con la intervención de la propietaria de la vivienda, quien también habló en directo en el programa. Según explicó, se enteró por la prensa de que su inquilino principal, había subarrendado de forma ilegal una habitación del piso a la pareja acusadora.
La propietaria, que contactó de inmediato con su inquilino principal, le describió la convivencia como "imposible" desde hacía tiempo. Ante la situación, decidió hablar con ambas partes para conocer sus versiones. Según explicó, el acusado le aseguró que los padres del bebé rompían muebles, mientras que Claudia y Joel le ofrecieron una "versión opuesta".
Los padres del pequeño, aseguran que los conflictos comenzaron cuando la compañera de piso de Claudia, que estaba embarazada al mismo tiempo que ella, sufrió un aborto. Según relatan, a partir de ese momento, el comportamiento de la pareja cambió drásticamente: "Empezaron los empujones, los insultos, nos robaban comida...", cuenta Claudia. Asegura que llegaron incluso a sufrir amenazas directas: "Me llegó a decir que quería lanzar a mi bebé por el balcón".
La situación, según la pareja, fue agravándose hasta llegar al punto de denunciar varios robos dentro de su habitación, incluido dinero en efectivo.
Pese a la gravedad del delito que se les imputa —lesiones por la supuesta manipulación del alimento del bebé con fragmentos de vidrio—, la pareja ha quedado en libertad sin medidas cautelares tras pasar a disposición judicial. No se ha impuesto ningún tipo de restricción ni orden de alejamiento por parte del juez instructor.