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Rivera sí planta cara a Podemos y gana el debate con claridad

El candidato de C's dominó el debate, con Sánchez ausente. A diferencia de Rajoy, Rivera sí se enfrentó abiertamente con Iglesias.

El candidato de C's dominó el debate, con Sánchez ausente. A diferencia de Rajoy, Rivera sí se enfrentó abiertamente con Iglesias.
Los candidatos con los moderadores | EFE

Los candidatos a la presidencia del gobierno de PP, PSOE, Podemos y Ciudadanos se han enfrentado este lunes a la cita clave de la campaña: el debate a cuatro, que esta vez sí, ha tenido a Rajoy como representante del PP. Pese a la rigidez del formato, que ha hecho que en algunos momentos se limitara a una sucesión de monólogos, se han vivido algunos momentos de tensión.

Tras las intervenciones introductorias, con Rajoy apelando de nuevo a que los partidos "se comprometan a dejar gobernar al más votado", los candidatos han hablado de las claves económicas de su programa. Todos han cargado contra Rajoy por su "conformismo", después de que éste volviera a alertar de las "calamidades" que traería a España un gobierno que no fuera del PP. El presidente no se ha arrugado y ha acusado a sus rivales de "pesimismo" y de "manipular la realidad", en alusión a las cifras sobre temporalidad laboral.

Con Sánchez desdibujado e Iglesias centrado en presentar a Ciudadanos como un calco del PP, Rivera ha salido al ataque contra el programa económico de Podemos, acusándole de pretender una "masiva" subida de impuestos que "machacaría" a la clase media y de seguir el "modelo griego". Con Rajoy ha sido también muy duro: le ha acusado de escudarse en el agujero de Zapatero para justificar los recortes cuando él ya "tiene su propio agujero", en alusión al déficit. "Aquí no se viene a hacer prácticas", ha contestado Rajoy.

"No soy yo, es Rajoy"

El segundo bloque del debate, sobre políticas sociales, ha tenido como vencedor a Rivera, que ha atacado con dureza y efectividad a Iglesias y con algo menos de rotundidad pero también con dardos hirientes a Rajoy. Además, al mismo tiempo ha hecho propuestas de calado y fácilmente comprensibles, como que "la igualdad se tiene que defender en todos los rincones de España", para lo que ha propuesto que se igualen los gastos en dependencia, sanidad y educación para todas las comunidades autónomas.

Rajoy ha seguido una estrategia propositiva, repitiendo una y otra vez su idea de crear dos millones de puestos de trabajo. El presidente ha tratado de evitar el cuerpo a cuerpo, aunque sí ha lanzado ataques más personales a Sánchez.

Sánchez, por su parte ha seguido con un papel muy desdibujado, repitiendo una y otra vez el mensaje de que no hay un gobierno progresista por la negativa de "los extremos" que son "Rajoy e Iglesias".

Al de Podemos se le ha visto en algunos momentos bastante irritado y se ha mostrado muy contrariado cuando Sánchez le atacaba. "No soy yo, es Rajoy" decía moviendo la cabeza de forma muy ostensible, en una imagen a pantalla partida que ha resultado casi cómica.

Los dos momentos clave

La tensión ha crecido con el tercer bloque, dedicado casi por completo a las acusaciones cruzadas de corrupción. Sánchez ha tratado de recuperar el tono citando a Monedero y las becas de Errejón mientras Iglesias murmuraba "madre mía" y ha hablado a Rajoy de Bárcenas y Barberá. Rajoy, tras aludir, eso sí, a Chaves y Griñán, ha dicho no querer "tirarse los trastos a la cabeza". Pero el momento más tenso ha llegado con Rivera, que ha logrado sacar de quicio al presidente reprochándole también el caso Bárcenas y pidiéndole que se vaya: "Yo no le voy a llamar indecente. Se lo digo de corazón, España merece un nuevo gobierno para abrir una nueva etapa. Reflexione".

El presidente ha acusado varias veces a Rivera de tener una "mentalidad inquisitorial" y le ha reprochado su falta de modestia. También ha lamentado que el líder de Ciudadanos dudara de la independencia de los jueces del Supremo. Rivera ha contraatacado recordándole la politización del CGPJ.

El siguiente momento de tensión ha llegado con Iglesias: el líder de Ciudadanos ha sacado Venezuela y los millones de la fundación CEPS, y también las deudas de IU. Iglesias ha elevado, mucho, el tono: "Esto es muy grave. Algunos quieren convertir a su partido en manos limpias".

La política de pactos

Tras un breve apartado sin grandes desacuerdos sobre terrorismo y refugiados, el último bloque antes del minuto de oro de cada candidato se ha dedicado a los hipotéticos pactos postelectorales. El primero en intervenir ha sido Pedro Sánchez, que ha insistido en que "el PSOE sale a ganar" y que está por "defender la igualdad y luchar contra desigualdad, contra la corrupción" y por luchar contra “la intransigencia, el rupturismo, la soberbia y ocupar el poder por ocuparlo".

Rajoy, por su parte, ha asegurado que él "va a pactar con los españoles" y ha aprovechado para atacar una vez más a Sánchez: "Va tercero en las encuestas y dice que yo no estoy incapacitado para gobernar, ¿pues cómo está él?"

Finalmente, el presidente del Gobierno en funciones ha dicho que la situación no cambia mucho a lo que ocurrió el 20D la solución debe ser la misma: "Una coalición entre grandes fuerzas moderadas y sensatas con líderes a ser posible moderados y sensatos".

Rivera, por su parte, ha asegurado que su partido no se niega a que Rajoy sea presidente, "aquí no hay vetos", pero "los votantes de Ciudadanos quieren cambios, reformas y regeneración que es también lo que quieren los del PP". Finalmente, el candidato del partido naranja ha resumido su posición afirmando que "acuerdos por sillones no, pero acuerdos para cambiar España, por supuesto".

El último en intervenir en este bloque ha sido Pablo Iglesias, que ha sido el que con más claridad ha puesto sus cartas sobre la mesa: ha apostado por el pacto con un con el PSOE en que "el presidente debe ser" el candidato "de la lista con más votos". Y ha asegurado que "ganemos las elecciones, quedemos segundos o terceros, haremos la misma propuesta".

El último minuto

El debate ha finalizado con una última y breve intervención de cada uno. Iglesias ha llamado a ir a las urnas "con alegría" para que "no ganen los de siempre". Rivera, mientras, ha dicho que quiere "una España que se puede volver a levantar", que no "corte las alas al talento". Rajoy ha insistido en que "somos una gran nación" y ha pedido "no cambiar el rumbo". Sánchez, mientras, ha llamado a "pensar en tus hijos, tus nietos" y luchar por el "cambio" que, ha dicho, puede traer el PSOE. Ninguno ha brillado en su minuto final.

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