Ni tics, ni quedarse sin respuesta a los ataques, o sin datos y gráficos con los que respaldar sus afirmaciones. Albert Rivera se ha quitado en el debate a cuatro la corbata -por primera vez aparecía sin ella en un duelo de este tipo- y otro tipo de encorsetamientos no meramente indumentarios. "Este es Albert, los que le conocemos desde hace años lo sabemos, no hace falta que le preparen frasecitas ni chorradas" decía uno de los dirigentes más veteranos. Una impresión que confirmaba el propio Rivera a su llegada a la sede de Ciudadanos en la calle Alcalá, junto a la Plaza de Las Ventas, donde le esperaban un centenar de militantes con gritos de "presidente". Después de agradecer su apoyo confesaba: "He disfrutado del debate, me lo he pasado bien, he podido explicar nuestro proyecto y, a la vez, he podido hacer lo que siempre he hecho en diez años, desde que estoy en el Parlamento de Cataluña: no morderme la lengua, decir lo que pienso y decírselo a los españoles".
Todos en el cuartel general naranja coinciden en que Rivera ha estado como nunca, o dicho de otra manera: infinitamente mejor que en diciembre. Y si una imagen vale más que mil palabras, el habitualmente parco en gestos y palabras número dos del partido, José Manuel Villegas, aparece en un gesto de euforia incontenible en la foto de grupo que el equipo de Ciudadanos se ha hecho al terminar el debate y que el propio Rivera ha publicado en Twitter. "Si hasta Villegas se ríe así…" comentaban irónicos algunos como prueba de lo bien que ha salido el debate para el partido naranja.
Rivera ha sido más él mismo que hace seis meses, salvo en una cosa: nunca se le había visto tan documentado, como él mismo explicaba: "Hemos preparado el debate a conciencia". En varias ocasiones ha apoyado sus afirmaciones con gráficos, como cuando le ha recordado a Pablo Iglesias su apoyo en Twitter al Gobierno griego de Alexis Tsipras. En el anterior debate, con Iglesias en La Sexta, llegó incluso a reprocharle al líder de Podemos que llevase fichas preparadas.
Cada paso, medido
Rivera ha medido mucho cada paso del debate, por ejemplo cuando ha sido el único que le ha sacado a Rajoy los papeles de Bárcenas y la portada de El Mundo con los mensajes de solidaridad que intercambió con el que fuera tesorero del PP. Algo que ha hecho evitando palabras descalificadoras como las que Pedro Sánchez empleó con Rajoy en diciembre. Además, el líder centrista ha conseguido remontar el estado de las encuestas, que sitúan sin excepción a Ciudadanos como cuarta e irrelevante fuerza política, y por momentos ha ocupado la centralidad del duelo logrando que Rajoy e Iglesias confrontaran duramente con él, algo que no estaba en el guión.
En resumen, una actuación que en Ciudadanos se considera solvente, brillante por momento y con un pero retrospectivo que muchos comentaban: "Si hubiera estado así en diciembre…".