Malos de terror
Se acerca la Noche de Brujas, el 31 de octubre, y con ese motivo recordamos algunos de los principales malos de terror que pululan las pesadillas de todos, incluso los más talluditos. Tengan cuidado, no sea que se los encuentren esta inminente noche de difuntos...
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Alien (Alien. El octavo pasajero)
Aunque no pertenezca exactamente al género de terror, el monstruo creado por H.R. Giger para la memorable película de Ridley Scott no sólo se convirtió en un icono cinematográfico, sino también en la encarnación de los miedos más primarios de la audiencia. La bella contra la bestia, un dragón concebido en base a extraños y arcanos símbolos sexuales. La secuela de James Cameron era más bien una película de guerra y multiplicó su presencia por veinte. Pero menuda película de guerra.
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Chucky/Charles Lee Ray (Muñeco Diabólico)
Antes de desaparecer del mapa, acorralado en una juguetería, el asesino vudú Charles Lee Ray consiguió traspasar su alma a la del objeto que tenía más cerca: el muñeco de moda en la temporada navideña de 1988. La película de Tom Holland tuvo varias secuelas, aunque fue La novia de Chucky la que resucitó para la taquilla al dichoso muñeco, buscándole una novia igual de psicópata que le daría descendencia en la posterior (e inferior) secuela. Está a punto de salir al mercado doméstico su sexta película, La maldición de Chucky, donde nos perjuran que la saga vuelve a sus orígenes terroríficos. En todas ellas, el siempre aterrador Brad Dourif fue la voz del muñeco.
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Jigsaw (Saw y secuelas)
"Vamos a jugar a un juego". Las películas de Saw han sido el máximo exponente del torture-porn, una de las últimas y más sangrientas tendencias del género. Jigsaw, el asesino inteligente que perpetraba los castigos, siguió dejando un reguero de víctimas aún después de muerto. Y sí, su tarjeta de presentación era un muñeco como el de arriba. Como suele ser habitual, la primera entrega, dirigida por James Wan (Insidious) era más un thriller malsano que un terror gore, como sí fueron las secuelas.
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Freddy Krueger (Pesadilla en Elm Street)
Freddy Krueger fue el matarife más exitoso de los ochenta, y además, también el más chistoso. El actor Robert Englund creó uno de los villanos más carismáticos y surrealistas, capaz de mimetizarse con cualquier objeto por cortesía del subconsciente de sus propias víctimas. No se olviden de La nueva pesadilla de Wes Craven, secuela en la que el personaje regresaba para acosar a sus propios creadores: uno de los filmes más metalingüísticos que ha dado el género en toda su historia. Por favor, no se le ocurra dormirse.
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Candyman, Candyman, Candyman...
Tony Todd encarnó a uno de los villanos más carismáticos del terror noventero. Un esclavo que se aparece cada vez que se pronuncia cinco veces su nombre frente a un espejo y ataja sus problemas (y los tuyos) con un garfio. La primera entrega adaptaba un relato de Clive Barker y tenía música de Philip Glass, y la segunda de las películas estuvo dirigida por Bill Condon (El quinto poder).
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It (Eso)
La adaptación para televisión de It (Eso), una de las mejores y más extensas novelas de Stephen King, no convenció a todo el mundo precisamente. Aunque sí triunfó en lo más importante: la encarnación de Pennywise, un ente interdimensional que toma forma de aterrador payaso, a manos del actor Tim Curry.
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Jason Vorhees (Viernes 13)
Poca gente recuerda que, en realidad, el pequeño Jason Vorhees comenzó a actuar en la segunda entrega de la larguísima saga Viernes 13, probablemente la saga de terror slasher más larga y rentable de la historia. Cualquier medio es bueno para el invencible muerto viviente: un machete, cristales, arpones, cuchillos, hachas, e incluso sacos de dormir. Su objetivo fueron los jóvenes monitores y campistas de Crystal Lake, pero le sirve cualquier cosa que se mueva. Jason es el único psycho-killer del cine que ha logrado salir al espacio, en Jason X.
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El Hombre Alto (Phantasm)
No se pierdan esta joya de la fantasía de los setenta-ochenta, Phantasm, un delirio dirigido con cuatro perras por Don Coscarelli que generó otro villano de altura, el Hombre Alto encarnado por Angus Scrimm, un enterrador del Más Allá que con sus esferas voladoras daba caza a sus víctimas. Las secuelas languidecieron por mil problemas argumentales y de presupuesto, pero la primera es un título a recordar.
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La Cosa
¿Quien dijo que los remakes nunca son buenos? John Carpenter realizó en su primera película de estudio una nueva versión de El enigma de otro mundo, de Howard Hawks, y pese a su fracaso inicial en taquilla resultó en una de las mejores y más oscuras películas de terror de los 80. Repleta de atmósfera, con unos efectos especiales brillantes, una banda sonora de Morricone que te pone los pelos de punta, la película además tiene a Kurt Russell y su barba.
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Michael Myers (Halloween )
En realidad, el primer gran slasher fue el perpetrado en 1978 por el gran John Carpenter y la película que da motivo a este recorrido, Halloween. Y lo hizo con una película de terror aparentemente simple y desde luego, directa, pero elaborada con recursos cinematográficos y un ideario exquisitos. Michael Myers, el loco escapado del psiquiátrico, es una amenaza imposible de vencer que representa el mal con mayúsculas, y por tanto puede ser la metáfora de cualquier cosa. Masterpiece. La imagen, por cierto, es del remake (discutido y discutible, pero inusualmente potente) del director Rob Zombie.
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La niña Medeiros (REC)
¿Creían que el cine español no tenía sus monstruos? Y no, no nos referimos a los azafatos de Almodóvar. La niña Medeiros interpretada por el afable Xavier Botet, encerrada y enloquecida tras años confinada en la oscuridad y algunas otras enfermedades, es el perfecto monstruo de la buhardilla (o del ático). El partido visual que le sacaron los directores Balagueró y Plaza la hacen merecer un honorable puesto en la lista.
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Norman Bates (Psicosis)
Alfred Hitchcock creó el psicópata cinematográfico por excelencia en Psicosis, uno de sus grandes clásicos y, también, de las películas más despreciadas del maestro en el momento de su estreno. Basado en el asesino real Ed Gein, y adaptando la novela de Robert Bloch, Hitch realizó el juguete psicoanalítico perfecto, un irónico thriller repleto de imágenes icónicas y un villano histórico.
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Cara de Cuero (La Matanza de Texas)
Otra de las películas que cambiaron el género fue La Matanza de Texas, cuyo simple argumento no alcanza a definir el alcance de sus imágenes: sucias, podridas, malolientes. La película de Tobe Hooper, sin embargo, casi carece de sangre e incluso sustos. Su espíritu malrollista lo compensa todo. El remake de 2004, por cierto, también mola.
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Pinhead (Hellraiser)
Pinhead, el líder de los cenobitas (una orden de monjes punkies de otra dimensión,) lidera otra de las grandes creaciones del horror de los ochenta. Creados para la literatura por Clive Barker, que dirigió también la primera película, la banda surge cuando el extraño cubo interdimensional alinea el espacio y el tiempo para que podamos cumplir nuestros más oscuros deseos. Un viaje que siempre acaba en lamentos...
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Samara Morgan (The Ring)
El gran golpe de efecto del terror nipón tuvo su correspondiente remake americano. Y lo cierto es que no fue nada mal: la película de Gore Verbinski caló en el público y generó una nueva moda en el género de terror del más allá, versión oriental. Samara, la triste niña del pozo, se gastaba un mal humor de cuidado y martirizaba a quienes osaban visionar su VHS con las mismas imágenes del vídeo: no se pierdan su desglose en la Wikipedia, que no obstante le quita parte del misterio al asunto.
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Ghostface (Scream)
Ghostface resucitó las películas de terror para adolescentes a mediados de los noventa con Scream. La película de Wes Craven dio un giro ingenioso a todos los tópicos del género en un thriller repleto de humor y guiños a los fans, que aún andan debatiéndose sobre si se trata de un homenaje, una broma o una película de sustos endiabladamente entretenida.
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¡Critters!
Los Critters llegaron del espacio tras el éxito de Gremlins y la explosión del cine con criaturas traviesas de la era Spielberg. Sólo que estos estaban hambrientos y eran realmente peligrosos: las dos primeras entregas eran dos comedias de terror delirantes (la primera más Amblin, la segunda más B-movie) que posteriormente continuaron en otras dos películas olvidables directas a vídeo (en una de ellas debutó un joven Leonardo DiCaprio).
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La película que lo cambió todo, en cuanto al género de terror se refiere. William Friedkin elaboró un filme sobre la fe aunque la impactante caracterización de Regan creó imágenes tan perdurables que los árboles impidiesen ver el bosque. La película creó un terror realista anclado en la inquietante lucha entre el bien y el mal que subyace en todo ser humano.
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Jack Torrance (El resplandor)
Pese al desencanto de Stephen King, Jack Nicholson interpretó magistralmente al protagonista de una de las mejores novelas de terror del siglo XX. Maravillosa adaptación de Kubrick, que cambió, entre otras cosas, el mazo del libro por un hacha. Su doblaje al castellano no es fácil de digerir.
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