Las citas atribuidas a los personajes famosos suelen ser un débil argumento. No es fácil demostrar que fueran realmente pronunciadas y, además, de manera exclusiva. Una de las favoritas es “París bien vale una misa”. Tradicionalmente se ha venido diciendo que la dijo el rey Enrique IV, un navarro protestante, que se convirtió a la ortodoxia católica para ascender al trono francés. Lo más probable es que la frase la pusieran en su boca los cronistas de la época, o quizá sus contrincantes. Lo que me parece más inverosímil es atribuir la frasecita a otros personajes. Es el caso de mi admirado Julián Lago en una reciente columna de La Razón. Empieza así (cito de memoria): “Como dijo el rey Francisco I, París bien vale una misa”. Cierto es que el rey Francisco I era también muy pragmático y maquiavélico, pero, al ser católico, la dichosa frase no le pega nada. Para estos casos lo mejor es acudir al magnífico diccionario de citas que han compuesto Wenceslao Castañares y José Luis González Quirós.
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