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Amando de Miguel

Correcciones fraternas

 
Me hace pensar el correo que me envía Rubén López de La Coruña. Me reprocha mi idea mezquina de que las cosas tengan un solo eje y, por tanto, dos polos. Era el argumento en que basaba yo mi rechazo de la palabra “multipolar”. Me ha convencido el amigo Rubén con el sencillo expediente de imaginar un espacio tridimensional definido por tres ejes (X, Y, Z). Le doy la razón. Añado la observación simplicísima de que existen camiones con varios ejes. Aun así, me estraga la palabreja “multipolar”, no sabría decir por qué. Pero, en fin, Rubén López tiene toda la razón. Puede haber varios ejes y, por tanto, múltiples polos. Joseph Cortina, desde Los Ángeles (California), me critica mi advertencia de que he puesto el correo electrónico al pie de mis delantales. Tenía que haber dicho, según mi lejano corresponsal, “dirección electrónica de correo”. Valga la corrección fraterna, pero todo el mundo puede entender mi expresión elíptica. Puestos a tiquismiquis léxicos, la dirección no es electrónica. Lo que es electrónico es el procedimiento para enviar mensajes instantáneos.
 
Por cierto, el mismo Joseph Cortina me reprocha la voz “estragante” que no acierta a verla en los diccionarios. Allá los diccionarios. El verbo estragar y sus derivados lo he oído mil veces en boca de mis padres, que no tuvieron mucha escuela, pero que son de un pueblo de Castilla y hablan el castellano divinamente. “Estragante” es algo que daña al estómago o que estropea el gusto. Deberían recogerlo así los lexicones. El de Seco da pie para ello. Ya que estamos con lo de los usos del pueblo, mis padres utilizan mucho la palabra “escolante” para referirse a un niño que va a la escuela. También sería bueno que se incorporara esa palabra al uso reglado.
 
Marcos González-Cuevas (riojano) me señala que no debo decir “castellanoparlante” sino “castellanohablante”. Considera que el primer término es un galicismo. No será el único, digo yo. A mí el verbo “parlar” me suena a excelente castellano. Una vez más, tengo que invocar la fuente de autoridad de mis padres. ¿Pues no decimos “parlanchín” o “parlero”? Lo de “castellanohablante” me suena mal, quizá sea por ese sonido “oha”.
 
Más acertada es la reprimenda que me echa mi corresponsal por mi defensa de que el castellano nació en el País Vasco. Tiene razón, lo documentado es que nació en lo que hoy conocemos por La Rioja. Pero hace mil años en San Millán se hablaba vascuence, castellano y latín a la vez. Al menos hubo un monje trilingüe, que pasó a la Historia como el primero que escribió palabras en castellano y vascuence.
 
Me falta espacio y continuaré con más correcciones fraternas.
 

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