Duele pero se entiende. Los “gallegos” en Argentina tenemos ahora la peor prensa. “Ahora, que España está invirtiendo tanto en Argentina”, nos quejamos. Sin embargo, se explica. La lógica es tan humana como la del resentimiento. Hace más de medio siglo, Argentina era un país rico que nos regalaba (así lo parecía) trigo y carne. Los “gallegos” habían llegado miserables, dispuestos a desempeñar los oficios más modestos. Ahora son los argentinos quienes emigran a España. Las empresas españolas, altamente tecnificadas, penetran con éxito en la economía argentina. Es un cambio de signo demasiado brusco como para que no tenga consecuencias.
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