La expresión afecta a un personaje de la novela póstuma de Carmen Martín Gaite, Los parentescos. Dice la madre al hijo extravertido: “Tú no sales a la calle, entras en la calle”. La frase es ajustadísima. Al tiempo que leo la novela, me dicen de mi nieto que emplea la expresión en “entrar fuera”. Es la misma idea, aún más concisa. Maravilloso hallazgo. En donde se prueba que un niño, a los tres años, se ha provisto ya de la estructura del lenguaje. Misterios de la mente. ¿Es genético el conocimiento del lenguaje? El sociólogo se resiste, pero algo hay.
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