Me refiero a la de Madrid, la más concurrida de España y de Iberoamérica. Es un verdadero acontecimiento, no ya literario, sino social. La mayor parte de los visitantes no compran libros. Van a mirar, a pasear entre libros, a ver a los autores. Aquello es más bien una fiesta que una feria. Naturalmente, también se compran libros. Esta vez no va a haber lista oficial de los más vendidos. Es igual, se hablará de los autores que más firman. Suelen ser personas que, además de escribir, aparecen en la televisión. Es decir, vende el libro de una persona conocida. El contenido del texto es lo de menos. No importa, por algo hay que empezar. El libro es también un objeto, un recuerdo, un fetiche.
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