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Amando de Miguel

Más que palabras

Es evidente la nefasta contaminación con los partidarios de Sendero Luminoso, la banda terrorista peruana. Se me ocurre que esa banda pasará, pero los senderos continuarán existiendo para gozo de los excursionistas y paseantes.

Basterra Arquitecto me pregunta por la expresión "decir las verdades del barquero". Creo que la hemos comentado aquí en alguna otra ocasión. Me remito a un libro de próxima aparición en Espasa: Escritos contra corriente. Empiezo precisamente con esa frase para contraponer las verdades del barquero o de sentido común a las "verdades" oficiales. Simplemente fue un ardid de un estudiante de Salamanca para que el barquero le pasara gratis al otro lado del Tormes. A cambio, tenía que decirle al barquero tres verdades útiles. Fueron tres obviedades las que dijo el avispado estudiante. La última fue para revelar que el barquero poco iba a medrar si hacía tratos como el propuesto por el estudiante.

Manuel González Cudilleiro añade la expresión "hacer a alguien un embarazo de palo" como equivalente de la de "hacer a alguien un hijo de palo". En ambos casos, ante figuras tan incómodas, lo que se quiere indicar es que se hace una mala faena o jugada.

José Quevedo discute la aseveración de que el mar de fondo (= olas después del temporal) haga garrear las embarcaciones, en el sentido de llevarlas hacia atrás. "La que garrea, por efecto de la resaca o las corrientes o el viento, es el ancla, que, al no estar bien agarrada al fondo, garrea, es decir, es arrastrada por la embarcación... Cuando una embarcación, por sus propios medios, va hacia atrás, se dice que está ciando. Ciar es el verbo que se utiliza cuando se navega hacia atrás. De ahí, creo, viene otra bonita palabra, que es ciaboga". Muy ilustrado.

Gerardo de la Vega Martín se plantea la conveniencia del verbo surfear, como ya tenemos surf y surfista. Me parece muy apropiado y necesario. No sé cómo es que todavía no ha llegado a los diccionarios, por lo menos a los de uso. Solo lo trae el de Manuel Alvar, tenido siempre por el más decidido importador de vocablos foráneos. Incluso le da el doble sentido de practicar el deslizamiento sobre las olas en una tabla y de moverse con soltura a través de la red informática. No estaría mal aplicar lo de surfear a la imagen de esos que van elegantemente por la vida superando todos los obstáculos.

Ernesto Cárdenas Cangahuala (Perú) sugiere que, en lugar de restaurador (= dueño o empresario de un restaurante) se acuda a la versión de restaurantero. Al menos esa opción circula en México y Perú. De esa forma dejaríamos lo de "restaurador" para los edificios. Se queja igualmente don Ernesto de la molestia que supone para las personas la voz senderismo como equivalente de trekking. Es evidente la nefasta contaminación con los partidarios de Sendero Luminoso, la banda terrorista peruana. Se me ocurre que esa banda pasará, pero los senderos continuarán existiendo para gozo de los excursionistas y paseantes.

José María Navia-Osorio establece otra diferencia entre eficaz, efectivo y eficiente. Según su experiencia profesional, eficaz es la consecución de un efecto en condiciones ideales, de laboratorio. Efectivo es el logro de ese mismo efecto en la vida real. Eficiente es la consecución del resultado deseado pero con el menor coste posible. De paso, el infatigable don José María pregunta el significado de serendipíticus y antiparistasis. El primer palabro se refiere a lo que se obtiene por casualidad. El segundo me resulta desconocido. Confiemos en que algún libertario nos ilustre sobre el particular.

Alberto Arce plantea la duda entre desabsorción o desorción como procesos contrarios a la absorción. Lo cierto es que el Vocabulario Científico y Técnico de la Real Academia de Ciencias (Espasa) admite los dos términos, pero destaca más el de desabsorción como contrario a absorción. La desabsorción es la separación de un gas del líquido en el que está disuelto, o bien de un líquido del sólido que lo retiene.

Otra duda que interesa a don Alberto es entre solución y disolución. También son equivalentes. Personalmente me inclino por disolución (mezcla de dos o más sustancias a nivel molecular), ya que solución admite más significados.

Luis Alonso Rubio (Albox, Almería) se ha sorprendido al leer en un libro de Eduardo Punset la expresión "bajo las horcas claudinas". Consultó el omniscente Google y también aparece "horcas claudinas" en el sentido de hacer algo a la fuerza. Opino que en ese caso los sabios están equivocados. La expresión correcta es "pasar bajo las horcas caudinas". Lo explica así el DRAE: "sufrir el sonrojo de hacer por fuerza lo que no quería". Entiendo que puede haber alguna contaminación del verbo "claudicar", pero no es aceptable. Se dice "horcas caudinas" por una referencia erudita a la Literatura clásica. En Italia había un famoso desfiladero llamado Horcas Caudinas (Caudinae Faucae) para entrar en Campania. Estaba cerca de la ciudad de Caudium. Allí tuvo lugar una batalla que ganaron los samnitas a los romanos. Los vencedores humillaron a los romanos haciéndoles pasar bajo un yugo. A partir de entonces la expresión "horcas caudinas" alude a la forzada humillación que imponen los poderosos. Así pues, nada de Claudio sino de Caudium.

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