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Amando de Miguel

Otras lenguas

Sigo recibiendo misivas sobre el che de los valencianos. Santiago Candela Polo sugiere que es una variante de la interjección ¿eh?. Enric Pinyol sostiene que es una derivación de xic (= chico), parecida a nen en Barcelona o quillo en Sevilla. Añado que en inglés tenemos pal (= chaval, colega, tío), gal (= chavala) o man (= hombre, tío). En catalán está noi. En Zamora dicen chacho. Mi conclusión es que che es un apócope de chiquet o chicotet (= tío, chaval, niño), que en valenciano suena muy cariñoso. Tuve una novia alicantina que así me llamaba. Obsérvese que en casi todos los casos se trata de exclamaciones monosilábicas afectivas. Se me perdonará la alusión, pero es el mismo recurso con que se suelen poner nombres a los perros.
 
Cristina Cerdá Torres me aclara que “la X en valenciano sustituye genéricamente a la J castellana en nombres como Xativa (Játiva) o Xabia (Jávea), pero nunca a la CH. Xiquet no existe en valenciano. Por mucho que se empeñen, es chiquet. La horchata no es orxata”. Se queja igualmente de la importación del sonido TX (vasco o catalán). En valenciano es Pechina y no Petxina. Apuntado queda.
 
José Mª Márquez Soto opina que lo de transformar el nombre de Coruña (en gallego y español) en “A Coruña” le parece una catetada. Tampoco considera aceptable lo de “La Coruña”, que es cosa de los madrileños. “Es un caso similar, hasta cierto punto, al de Oporto, que en galaicoportugués se llama Porto, sin el artículo masculino O”. Me parece un argumento muy puesto en razón. Pero estos asuntos de la toponimia están llenos de irracionalidades.
 
Santiago Díaz García (Avilés, Asturias) aduce que retolicar es un verbo de la lengua asturiana. Significa protestar en voz baja, responder de mala manera, hablar con cierta incontinencia. A don Santiago le parece muy lógico que esa palabra aparezca en Extremadura, donde se conserva un resto de la antigua lengua asturiana. Sospecho que retolicar procede de “retórica”, un cultismo seguramente aprendido de los sermones de la iglesia.
 
José Antonio Magdalena (asturiano afincado en Madrid) me envía algunas palabras de lo que antes se decía bable y ahora los asturtxales llaman llingua asturiana:
 
Guaje (= niño). [Está en el DRAE como palabra castellana. Procede de las lenguas indígenas mexicanas. Seguramente lo trajeron a Asturias los indianos].
Fiu o fio (= hijo). [Claramente procede del latín filius].
Facer (= hacer). [Es evidente el parentesco con facere en latín].
Fesoria (= guadaña). [Quizá se derive del latín cisorium, un arma cortante].
Caleya (= camino o calle rural). [Del latín callis, senda o calle].
Arbeyos (= guisantes). [En castellano tradicional arvejos, del latín ervilia].
 
 Como puede verse por las acotaciones que pongo entre corchetes, las palabras de la llingua son derivaciones del latín o variaciones del castellano.
 
Jaime Calderón Lillo me corrige. La “espicha” no es propiamente una merienda campestre, como yo decía. “La espicha es la espita de un tonel de sidra. Por extensión, se llama espicha a la ceremonia o la fiesta que se celebra en el lagar echando la sidra desde la espicha al vaso”. La generosa cata colectiva de la sidra se acompaña de buenos bocados: queso, huevos duros, cordero, marisco, etc. A diferencia de lo que antes ocurría, a la fiesta van también las mujeres. Rectificado queda. Recuerdo alguna espicha gloriosa en Gijón como algo próximo a las bodas de Camacho.
 
Jaime Díaz Carrero (Villaviciosa de Odón, Madrid) cuenta una bonita historia: “Discutiendo sobre la resolución de un problema de Matemáticas le dije a un compañero: “Acércame la tiza”. Él dijo: “¿el qué?”. Era mexicano”. En su país emplean otra palabra,gis, que proviene del latíngypsum(= yeso). En catalán es parecido:guix.Tizaproviene de una lengua mexicana ─el náhuatl─:tizatl(= yeso).

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