Menú
Amando de Miguel

Reproches con fundamento

Me siento desbordado ante la avalancha de “electrogramas” (mensajes ambarinos) que me llegan con ocasión de este rinconcillo dedicado al lenguaje. Solo puedo contestar a una pequeña muestra de la posta que recibo.
 
La primera, en la frente. Son varios los lectores que me reprochan la broma de escribir talhalí en lugar del correcto “tahalí”. Así, Francisco Javier Sansa Torres, Félix o José Luis Martín Tordesillas. No fue una broma sino un error, una falta imperdonable. Quizá es que lo de talhalí me pareció  más arábigo. Originariamente fue “tahelil”, una especie de relicario que llevaban los musulmanes españoles. De ahí pasó a ser la funda para la espada o le puñal. Yo lo aplico a la funda para llevar herramientas, aunque los diccionarios todavía no recogen ese uso.
 
Algunos lectores siguen rechazando el plural de tahalíes, esquíes o marroquíes. Cuestión de gustos. Jesús Micó Hernández lo acepta, pero tiene dudas con lo de menúes. Me suena mejor “menús”. Yo toco de oído.
 
Ignacio Manuel García Medina no acepta mi propuesta de reconocer algunos femeninos, como doctor-doctora. Su opinión es que, en ese caso, cabría decir dentista-dentisto, taxista-taxisto, etc. No es lo mismo. Otra vez, la cuestión es de oído. Llevamos siglos diciendo que la Virgen es “abogada nuestra” o que Santa Teresa de Jesús es “doctora” de la Iglesia. En cambio, lo de “poetisa” no ha cuajado.
 
Pedro Vidal me honra al comparar la tarea de esta seccioncilla con los “dardos” de Lázaro Carreter. Pero aquí no hay ninguna autoridad. La prueba es que yo también introduzco errores y erratas, aunque procuro aprender y enmendarme. Todos podemos escribir mejor, por lo mismo que se puede manejar mejor la azada. En Aragón dicen la “jada” y son los que la manejan con soltura.
 
Cristina Fúster me achaca una posible incorrección en un escrito mío: “tengo dicho”. Quizá no sea una expresión muy elegante, pero resulta coloquial. Recordemos la frase admonitoria que la madre dirige al niño travieso: “Te tengo dicho que eso no se hace”. Es una forma retórica de subrayar cierta reiteración. Doña Cristina se queja de que digamos “setiembre” u “oscuro” por la pereza de pronunciar dos consonantes seguidas. A los gallegos les cuesta más. Yo me resisto a decir sicólogo y no solo porque así parece que es un “experto en higos”.
 
José M. Aparicio García me pide algún texto sobre ortografía. El más asequible es el de la Real Academia Española, Ortografía de la lengua española (Espasa). Pero lo mejor es leer y escuchar.
 
 

En Sociedad

    0
    comentarios