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Amando de Miguel

Yo soy Constantinopla

No tengo noticia de que en 2004 los franceses o los finlandeses salieran a la calle gritando "Yo soy Madrid".

No sé si sabrán que se ha promovido un concurso para dar el premio Borraja al lema publicitario más sinsorgo. Ha ganado por amplia mayoría "Yo soy París". Comprendo que no parece una maravilla de sintaxis, pero ha conseguido una resonancia mundial. Hubiera estado mejor "Yo soy francés", pero no vamos a andar con tiquismiquis.

Resulta admirable la resonancia que tienen las cosas de Francia. En 2004 hubo una matanza terrorista en Madrid. No tengo noticia de que los franceses o los finlandeses salieran a la calle gritando "Yo soy Madrid". Lo comprendo, el grito muestra un decidido mal gusto.

Hace unos meses los terroristas produjeron una masacre en Estambul. No vimos ninguna manifestación en los países europeos. Aunque tarde, déjeme que yo grite ahora "¡Yo soy Estambul!". O mejor, "¡Yo soy Constantinopla!".

Un paréntesis. El privilegio cultural de Francia viene de lejos. En el siglo XVIII se producen estas dos obras de parecida temática: Cartas persas de Montesquieu y Cartas marruecas de Cadalso. Es evidente que la obra de Cadalso es mucho más incisiva y valiosa que la del francés. Pues bien, en el mundo Cadalso es un desconocido y Montesquieu una divinidad intelectual. Lo curioso es que Cadalso, aunque militar y patriota, fue siempre un afrancesado. Se podría decir que las Cartas marruecas deben mucho a las Cartas persianas, como así se tradujeron. Pero su base literaria es otra: el Quijote. Al de Burdeos le faltó ese apoyo. Vuelvo al camino real.

El ataque terrorista de Madrid en 2004 precipitó la caída del Gobierno. En París ocurre otro atentado en 2015 y el Gobierno adquiere una preeminencia mundial. Lo lógico sería que alguien hubiera criticado al Gobierno francés por ineficiente a la hora de controlar a los terroristas. Nada de eso. La respuesta de la opinión es que La Marsellesa se canta en todos los lugares, hasta en Inglaterra. Es una extraña forma de felicitar a un Gobierno tan incompetente en materia de lucha antiterrorista. Por otro lado, con todos los respetos, La Marsellesa equivale al himno de la Revolución Francesa, uno de cuyos episodios fue el Terror. De ahí vino lo del terrorismo. Para decirlo todo, y con independencia de su origen, ojalá ese himno sirviera para una hipotética comunidad de países democráticos.

Quizá sea el momento de recordar que, durante décadas, los terroristas vascos de la ETA han buscado refugio en Francia. Es claro que se sentían más protegidos en el país vecino que en España. Pues bien, todos los Gobiernos españoles han agradecido reiteradamente la eficaz colaboración del Gobierno francés en la lucha antiterrorista. Es formidable.

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