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Antonio Robles

PSC, el final de un fraude

La foto de Pere Navarro junto a Alicia Sánchez Camacho y Albert Rivera el 12 de Octubre pasado fue intolerable para el nacionalismo

El nacionalismo sigue arremetiendo contra con todo lo que no se mueve a su voluntad. Desde que Pere Navarro decidió bajar al PSC del tren del derecho a decidir, los medios nacionalistas fueron a por él. De dos maneras, jaleando en sus medios a los disidentes soberanistas del PSC (patético ver cómo Toni Comin, Marina Geli, Joan Ignaci Elena, Joaquin Nadal, los Maragall, Nuri Ventura, Àngel Ros…, eran entrevistados, contratados como contertulios, agasajados cada día); a la vez que arremetían sin miramientos contra él, día sí y día también, y contra sus más directos escuderos, como Maurici Lucena, portavoz parlamentario o contra su jefe de Gabinete, Víctor Francos.

La foto de Pere Navarro junto a Alicia Sánchez Camacho y Albert Rivera el 12 de Octubre pasado (fiesta nacional de España) fue intolerable para el nacionalismo, rompía su estrategia de identificar a Cataluña con el independentismo. Esa era la mejor foto para pasearla por el mundo y Navarro se la impedía. Había que despeñarlo como fuere, aunque fuera a costa de inventarle una amante despechada en Tarrasa para justificar la agresión sufrida mientras celebraba un bautismo familiar en la catedral de la ciudad. Perseguían restaurar en el poder a los barones nacionalistas del PSC, esos que durante treinta años han pastoreado los votos de obreros y clases acomodadas mayoritariamente castellanohablantes con el anzuelo socialista, y que a la hora de la verdad, han saltado del barco para unirse al independentismo. La inmensa mayoría de consejeros y dirigentes que han mandado y mamado del partido durante estos treinta años, se han quitado la careta y se han pasado al soberanismo. El caso más descarado ha sido el de Ernest Maragall, número dos a las Europeas por ERC con el apoyo explícito de su hermanísimo Pascual. Para quienes hemos visto y advertido durante estos últimos 20 años el saqueo ideológico a las clases más desfavorecidas por parte del catalanismo, nos puede resultar previsible, pero no deja de doler tanta mentira, tanta desvergüenza de esos hijos de la burguesía más conservadora viviendo a todo trapo, camuflados tras el catalanismo de izquierdas. Nunca el lenguaje se negó tanto así mismo. Y ahora, cuando el chollo quedó al descubierto y ya no pueden seguir remansando a la población rebelde de alma española y lenguas plurales, ahora que el instrumento del PSC no les sirve o pudiera revolverse contra ellos, han decidido despedazarlo y hundirlo. Eso es todo.

Ya no es posible, o es muy difícil intentar refundar el partido socialdemócrata que la Federación catalana del PSOE nunca debió dejar en manos del catalanismo. El intento de Pere Navarro por priorizar el socialismo al nacionalismo y hacerlo junto al resto de españoles ha sido el último intento de evitar lo inevitable. La suerte del PSC era una muerte anunciada. Al partido lo fueron vendiendo a retales durante los últimos 30 años cuando decidieron jugar en campo nacionalista y educar a sus hijos en los valores que el catalanismo imponía desde la escuela con la inmersión cultural, nacional y lingüística. A la vuelta de 30 años, se han quedado solos, hasta sus hijos se han pasado a la pedagogía del odio contra España. El ejemplo más claro nos lo han brindado estas últimas elecciones europeas: ERC ha sacado más votos en Cornellà que el propio PSC, algo inaudito en un municipio donde la inmensa mayoría son andaluces o descendientes de andaluces de extracción humilde, voto socialista y feudo de Montilla.

La tentación de explicar la coyuntura de crisis del socialismo español como causa directa de la renuncia de Pere Navarro es razonable, pero insuficiente. El asalto del nacionalismo al PSC de Pere Navarro se hubiera producido con o sin crisis en el PSOE. El escenario de un 9 de noviembre de 2014 con el PSC y un Durán y Lleida (UDC) en contra, más PP y C’s era la peor pesadilla para Artur Mas y sus elecciones plebiscitarias.

Para quienes aún se resisten a ver, la Cataluña del derecho a decidir es lo más parecido a la mentalidad totalitaria. O estás con el derecho a decidir, o eres un traidor, un enemigo de la democracia o un español. Esto último es lo peor.

P.D. C’s, a poco que mime su perfil social, será el gran beneficiario, o será solo uno de los agraciados por la pedrea si se empeña en servir solo a las clases medias.

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