Menú
EDITORIAL

El referéndum

Mientras, las pistolas de ETA siguen apuntando a la nuca de quienes no están de acuerdo con Ibarretxe, lo que añade un punto extra de cobardía e indignidad a sus planes.

Paso a paso, Ibarretxe sigue avanzando en pos de su desafío al Estado de Derecho y a la nación que lo sustenta, España, que mal que le pese a muchos sigue siendo la única instancia que garantiza las pocas o muchas libertades de las que siguen disfrutando los vascos. Acaba de anunciar el texto de las preguntas que pretende plantear en un referéndum que viola la misma ley que le permite ocupar su poltrona.

Lo de menos es que resulten un atentado contra la lógica y la gramática, pues pretende plantear a los vascos si les parece bien negociar con ETA el fin de sus andanzas criminales con la condición de que la banda haya renunciado previamente a las mismas, lo que implicaría necesariamente que ya no hubiera nada que negociar. Tampoco parece muy lógico preguntarles en un referéndum si estiman oportuno que se les vuelva a plantear otro referéndum allá por el 2010. Pero lo realmente grave es que con su consulta está violando la ley y la soberanía del pueblo español, que es el sujeto de decisión sobre los asuntos que afecten a su futuro. Mientras, las pistolas de ETA siguen apuntando a la nuca de quienes no están de acuerdo con Ibarretxe, lo que añade un punto extra de cobardía e indignidad a sus planes.

Mientras tanto, el PSOE sigue dando una calculada palada de cal, y otra de arena. Así, el Gobierno anuncia firmeza, asegurando que jamás se realizará un acto tan ilegal como este referéndum, lo cual, dicho sea de paso, no les impidió eliminar del código penal el artículo que permitía condenar a prisión a quien diera los pasos que está recorriendo Ibarretxe. Mientras, Patxi López persiste en competir en afán nacionalista con el jefe del Gobierno vasco, con el objetivo de desbancarlo de la silla. La duda es qué hará con ese puesto. Y la respuesta la tenemos en todo lo que han hecho y dicho Zapatero y él durante estos años. Pocas dudas podrá haber de que la pretensión del PSOE no es oponerse a este proceso, como no se han opuesto en Cataluña, sino dirigirlos ellos.

En España

    0
    comentarios