A partir de hoy, Madrid cuenta con una nueva estación de Metro que conecta la terminal cuatro del aeropuerto de Barajas con la ciudad. Una obra realizada por la Comunidad de Madrid tras la negativa del Ministerio de Fomento a hacerse cargo de ella. Conviene recordar que el ejecutivo socialista heredó la obra de la T4 del anterior Gobierno, y que la partida destinada a dotar al nuevo aeropuerto de una estación de Metro fue eliminada de forma discrecional y sin previo aviso por la ministra Magdalena Álvarez, quien hasta la fecha no ha explicado las razones de su decisión.
Por tanto, es falso afirmar, como hizo ayer Rafael Simancas, que el retraso en la apertura de la nueva estación sea achacable a Esperanza Aguirre, pues de no ser por la actuación de la Comunidad de Madrid la nueva y moderna terminal aeroportuaria no contaría a fecha de hoy con un enlace colectivo directo con la capital de España.
En este contexto, la visita a las instalaciones realizada ayer por la ministra es simplemente absurda, cuando no ofensiva para todos los madrileños, víctimas propiciatorias del sectarismo y la parcialidad que preside la política de inversiones de su departamento. Tampoco es comprensible la actitud del Partido Socialista de Madrid (PSM-PSOE) que, lejos de reclamar más atención a Madrid por parte del Gobierno de Rodríguez Zapatero, ha preferido sumarse como comparsa al disparatado número protagonizado ayer por la titular de Fomento.
Más que participar en el espectáculo sainetesco de una ministra pre-inaugurando una obra hecha a su pesar, Rafael Simancas y Miguel Sebastián harían bien en exigir a su compañera Magdalena Álvarez una rectificación de su continua labor de zapa a todos los proyectos de infraestructura del Gobierno de la Comunidad de Madrid. ¿O es que están de acuerdo con ella? A pocas semanas de las elecciones, algunos candidatos socialistas tienen mucho que explicar.