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Encarna Jiménez

El corazón de Lola

La vida de Lola Flores da de sí para hacer una película y muchos programas, hasta un reportaje en “Informe Semanal”, pero, con las televisiones que tenemos, habrá que desear que se olviden cuanto antes y nos dejen con la imagen que tenemos de la “Faraona”

El décimo aniversario de la muerte de Lola Flores está siendo tratado con diferentes estilos en cadenas públicas y privadas, en la mayoría con respeto, pero como siempre hay que pensar lo peor, porque en televisión suelen cumplirse los peores augurios, e incluso superarse, puede que a partir de ahora comience un culebrón que explote todo el anecdotario de la vida de “La Faraona” para extraer de una muerta el material necesario para alimentar a los vivos.
 
Lola Flores, que tuvo que resistir, junto al cáncer, el acoso de Hacienda en tiempos de Josep Borrell, tenía genio y recursos para plantarle cara a la vida. No fue una persona que no se atreviera a hablar de cualquier asunto, siempre que no tocara a su familia, que para ella era terreno sagrado. Hay muchas entrevistas, entre otras las del “Loco de la colina”, que pueden dar fe de sus declaraciones.
 
Esta semana, a pesar de que el embarazo de la princesa Letizia ha llenado las noticias de sociedad, ya hemos podido ver un adelanto del décimo aniversario de la muerte de Lola Flores. Además del especial de Antena 3, en TVE, Cristina García Ramos dedicó gran parte de “Corazón, corazón” a los Flores. Como corresponde al estilo del programa, no hubo interés en escarbar en historias escabrosas y tuvo el acierto de centrarse en Alba Flores, la hija de Antonio, como ejemplo de una saga que se renueva y que tiene en el lado femenino lo más fuerte de la familia. Alba, que debuta en teatro y cine demostró que tiene naturalidad y personalidad y que lleva en su cara la raza. Una nariz que es la antítesis de esas falsas pasadas por cirugía que hacen a las mujeres clónicas, y unos ojos que no pueden negar de dónde vienen.
 
El lado comercial del recuerdo de Lola Flores es algo tan natural como inevitable. Discos recopilatorios, libros, o versiones de Lolita de éxitos de su madre se unen al recuerdo. Entre las imágenes que más se prodigan están las colas de miles de españoles ante sus restos en El Centro de la Villa de Madrid, el homenaje en Miami a la artista encabezado por Rocío Jurado y al que asistió toda la familia, hoy reducida tras la muerte de Antonio Flores y “El Pescaílla”, y las últimas apariciones del hijo que buscó la muerte unos días después del fallecimiento de Lola Flores.
 
Pero, si hay cierta tranquilidad cuando “Corazón, corazón” presenta un perfil humano, el telespectador que no disfrute con morbos añadidos puede ponerse en guardia cuando otras cadenas empiecen a levantar historias añejas para aprovechar el aniversario. Ya sabemos lo que dio de sí una temporada Encarna Sánchez, a la que le removieron la tumba hasta que se cansaron.
 
La vida de Lola Flores da de sí para hacer una película y muchos programas, hasta un reportaje en “Informe Semanal”, pero, con las televisiones que tenemos, habrá que desear que se olviden cuanto antes y nos dejen con la imagen que tenemos de la “Faraona” y sus descendientes.

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