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Fray Josepho

Romance de Mar Moreno

Son regiones, taifas, feudos, / terruños y satrapías / que, en cifra de diecisiete, / derrochan, sin avaricia, los desmedidos impuestos / que la población cotiza.

Mar Moreno es la consejera de Educación de la Junta de Andalucía. ¿Qué mosca le ha picado a fray Josepho ­­­­­­­­–dirán ustedes– para que le dedique un romance a semejante "ministrilla" autonómica, habiendo otros personajes satirizables de mayor enjundia nacional? 

Pues bien, Mar Moreno probablemente no es mucho peor que otras consejeras o consejeros autonómicos, pero es el ejemplo de las fechorías políticas que se están cometiendo en asuntos educativos. Y en Andalucía el asunto es especialmente sangrante, porque los datos estadísticos son contundentes: es, educativamente, la peor de las autonomías de España. Que ya es decir, porque España no sale precisamente favorecida en informes internacionales como el Pisa. 

Doña Mar mantiene en Andalucía, por ejemplo, un sistema de sobornos a los profesores para que aprueben a más alumnos. Si aprueban más, cobran más. La indignidad, a la que afortunadamente se han opuesto muchos profesores, es incalificable. Y ahora también doña Mar Moreno ha tomado la iniciativa de implantar un reglamento en los institutos que los convierte en una especie de guarderías para adolescentes, y los despoja del poco rigor académico que les iba quedando.

En el universo existe / una galaxia muy linda, / que como La Vía Láctea / la gente la denomina. / Y en esa galaxia inmensa, / de luceros cuajadita, / destaca entre todos ellos / una estrella preciosísima, / que irradia luz a mansalva / y el nombre de Sol le aplican.

Pues alrededor del Sol / varios planetas orbitan, / todos harto pintureros / con sus órbitas legítimas. / Pero sin duda entre ellos / el de más categoría / es uno al que dicen Tierra, / azul y lleno de vida. / Y en este planeta Tierra / hay porciones marroncillas / con nombre de continentes, / entre las zonas marítimas.

Pues, de aquellos continentes, / sin duda la primacía / es del que se llama Europa, / por su experiencia y carisma. / Pues bien, en la vieja Europa, / colocada en una esquina, / se encuentra allí la nación / como España conocida / (aunque entre sus naturales / hay quien antes se suicida / que confesar que es España / la nación en la que habita).

El caso es que en esta España / hay divisiones políticas / a las que sus habitantes / les llaman autonomías. / Son regiones, taifas, feudos, / terruños y satrapías / que, en cifra de diecisiete, / derrochan, sin avaricia, los desmedidos impuestos / que la población cotiza.

Pues bien, entre las regiones, / la de más sal y más chispa / es una que hay en el Sur, / que llaman Andalucía. / Y sepan que en tal región, / en la ciudad de Sevilla, / tiene su sede la Junta, / que es una cosa carísima / presidida por un tipo / con pelo cano y barbita, / que manda en aquella tierra / como si fuera su finca. / Pero en la Junta también / hay varias consejerías, / para ayudar a mandar / o a trincar, si es que se trinca / (que sí se trinca y bastante, /por si alguien no lo sabía).

Pues bien, por mor de las cuotas,/ de dichas consejerías / la mitad han de tener / consejeras femeninas. / Y de esa mitad de cuota / de feminiprogresía,/ le ha tocado gobernar / en la cosa educativa / a una mujer, Mar Moreno, / ilustre desconocida / para España, para Europa, / para la Tierra enterita, / para el sistema solar, / para la galaxia misma / y para el propio universo / con que empecé mi poesía.

Pero doña Mar Moreno, / en su taifa, Andalucía, / va moviendo la melena / y repartiendo sonrisas, / rodeada de asesores, / como un sultán de odaliscas, / y larga ante los micrófonos / pretenciosas naderías, / o se reúne, si acaso, / con cuatro sindicalistas, / para cobrar su salario / (del que no daré las cifras / porque en época de crisis / no hay que fomentar envidias).

Lo malo es que doña Mar / va de Jaén a Sevilla / montada en coche oficial, / con escolta y banderita, / sin tener ni puta idea / de qué hay que hacer en la finca / para que la educación / se mejore una mijita. / Porque es que la consejera / parece que está abducida / por los malignos poderes / de la pedabobería: / los que parieron la LOGSE / a doña Mar adoctrinan / en su oficio lamentable, / que es hundir más todavía / los niveles académicos / de los niños y las niñas.

Y así, doña Mar Moreno, / progre de la progrería, / al profesor de instituto / le va pagando propinas, / si le aprueba a los alumnos / tal que así, por la patilla, / aunque en cada renglón pongan / seis faltas de ortografía / y no sepan con los dedos / hacer sumas de dos cifras. / En las aulas andaluzas, / según el informe Pisa, / la incultura prevalece / y la burricie domina. / Los alumnos de la ESO, / borrachos de indisciplina, / no aprenden porque no quieren / y al que quiere, lo marginan, / y a los pobres profesores / les hacen tragar saliva / y caer en depresiones / y en hondas melancolías.

Porque, después de dos décadas / de enseñanza socialista, / la situación es tan mala, / que hay una constante huida / a la enseñanza privada / de todo el que tiene guita. / La pública la padecen / quienes sufren la desdicha / de vivir en algún pueblo, / de no tener más salida / o de ser, en tierra ajena, / hijos de la extranjería.

Arreglar la educación / no es una empresa sencilla, / pero es que la consejera / que soporta Andalucía / consigue poner peor / una cosa que es malísima. / Resulta que Mar Moreno / va a tomar la iniciativa / de sumir los institutos / en la inopia más indigna, / convirtiéndolos aun más / solamente en guarderías / para mancebos con granos / y mozuelas creciditas, / que aprueben sin dar ni clavo, / que ignoren toda teoría / y aprendan únicamente / las claves de la desidia, / las cifras de la pachorra, / el quid de la golfería, / y pasen de curso en curso / recalentando la silla.

Y así, doña Mar Moreno / sigue en su Consejería, / que es una más de la Junta / que gobierna Andalucía, / mandada por un señor / de pelo cano y barbita, / que lo ha colocado ahí / el Partido Socialista / y que administra la taifa / como si fuera su finca, / aunque solo es una más / de aquellas autonomías / –diecisiete exactamente– / que rebañan y que trincan / en España, la nación / que se encuentra en una esquina / de la veterana Europa. / Y Europa está contenida / en aquel planeta Tierra / que al principio les decía, / y que alrededor del Sol / un año tras otro gira, / y compone la galaxia / –La Vía Lactea consabida– / que al lado de otras galaxias / en integrar participan / ese Todo Universal / de infinitud desmedida, / creado por un big bang / o por voluntad divina, / y que va a acabar muy mal / si se permite que existan / semejantes consejeras / cometiendo fechorías.

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