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George Will

Prostitución periodística

Los científicos son colocados en el epicentro de las furias ecologistas que emergen cada vez que se expresan el más mínimo escepticismo sobre el consenso del calentamiento global existente en los medios de comunicación.

Pocos fenómenos provocan debates tan acalorados como la doctrina ortodoxa sobre el calentamiento global. En otras ocasiones ya comenté algunas cuestiones relevantes a la hora de juzgar si ese calentamiento está teniendo lugar o no y sobre lo que se podía hacer. En esta columna expresaba mi escepticismo con algunas de las afirmaciones más tajantes de los alarmistas y viajé al pasado para recordar las desastrosas predicciones que se hicieron en los 70 sobre el terrible e inevitable enfriamiento global.

Con respecto a estas últimas predicciones, el New York Times sirvió de megáfono para los alarmistas; como hoy, pero en sentido contrario. Por ejemplo, el 21 de mayo de 1975 informaba de que "un significativo enfriamiento del clima" se "considera ya inevitable por la mayoría" ya que "está suficientemente demostrado" que el clima del hemisferio norte "está enfriándose desde 1950". Ahora, el Times se ha convertido en una corneta que nunca toca la retirada cuando se trata de librar la "guerra" contra el calentamiento y me permite analizar otro fenómeno curioso: la prostitución periodística al servicio de certezas dudosas.

El miércoles el Times publicaba un "análisis informativo" –se encontraba en la sección de información pero no era simplemente información– donde nos acusaba a Al Gore y a mí de inexactitudes. Gore puede defenderse solo. Yo también.

La noticia del periodista Andrew Revkin se titulaba: "En el asunto del cambio climático, el riesgo es a exagerar". Desde luego, cuando se trata de exagerar, el Times sabe de lo que habla; especialmente cuando revisa, si es que alguna vez lo hace, sus noticias, sus crónicas y sus editoriales –lo que muchas veces resulta indistinguible– sobre la histeria del enfriamiento global de los 70 y los compara con su posición actual.

Lo que nos lleva de vuelta a Revkin. En una noticia de supuesta calidad periodística, afirma sin más –¿cómo lo sabe?– que la última década, en la que no han aumentado las temperaturas, fue simplemente "una pausa en el calentamiento". Sus intentos por contactar conmigo se limitaron a un correo electrónico enviado a las 17:47, unas pocas horas antes de que el Times publicara su noticia, pese a no ser de inminente actualidad (ya que versaba sobre el debate en torno al calentamiento). Pero Revkin no duda en afirmar que "los expertos sostienen" que mis opiniones sobre el cambio climático están "trufadas" de inexactitudes. El problema es que, aun cuando esos presuntos expertos de Revkin existieran, no conocemos sus nombres.

La preocupación de las numerosas críticas anónimas que recibí a mi columna solamente era que yo expresara mi preocupación sobre el consenso climático.

Citando datos del Centro de Investigación Climática del Ártico, que depende de la Universidad de Illinois, obtenidos a través de un blog de información científica y tecnológica, Daily Tech, afirmé que desde septiembre "el incremento del hielo marítimo ha sido la más rápida, tanto al alza como a la baja, desde 1979, fecha en que comienzan las mediciones". Según el centro, los niveles de hielo marino a finales de 2008 estaban "cerca o ligeramente por debajo" de los de 1979. El centro, como norma general, no facilita sus estadísticas, pero en una circular del 12 de enero, confirmó que los niveles de hielo estaban dentro del diferencial del 3% respecto a los de 1980.

En otras palabras, informé con precisión de aquello de lo que hablaba el centro. Pero al publicar mi anterior columna, el centro, que había recibido muchas protestas por correo electrónico, difundía una circular que aclaraba que "no sabemos de dónde ha obtenido George Will esos datos". La respuesta es sencilla: del propio centro a través del Daily Tech. Puede consultarse la página web en la que el 12 de enero daban a conocer los datos.

Los científicos del centro de Illinois publican sus estadísticas con responsables advertencias sobre los posible márgenes de error. En la actualidad, sin embargo, los científicos son colocados en el epicentro de las furias ecologistas que emergen cada vez que se expresa el más mínimo escepticismo sobre el consenso del calentamiento global existente en los medios de comunicación (consenso que prevalecerá hasta que se imponga otro radicalmente opuesto, como ya sucedió en los 70).

Sobre este último punto, apenas tres días después de publicar mi columna, el Centro Nacional sobre Nieve y Hielo de los Estados Unidos informaba que desde principios de enero hasta mediados de febrero, un funcionamiento defectuoso de los sensores que miden el hielo marino provocó un sesgo a la baja en la estimación de la masa de hielo en el Ártico, que ocupa 49.986.770,52 hectáreas, aproximadamente el tamaño de California. A fecha de hoy, elTimes("Todas las noticias se publican sin censura") todavía no ha dado cuenta de la noticia; quizá debería enviar a Revkin y a sus expertos anónimos a que la cubran.

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