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Jorge Valín

Clos exprime a los barceloneses

La intención del ayuntamiento de Barcelona es el expolio del ciudadano: el año pasado recaudó casi 10 millones de euros con la zona azul y 1,7 millones con la grúa

Joan Clos, alcalde de Barcelona, ha impuesto las zonas verde unilateralmente y sin el plebiscito de los ciudadanos barceloneses para recaudar más dinero con la excusa de la congestión del tráfico. Clos en su Web dice: “un total de 1.150.000 vehículos acceden diariamente al centro de la ciudad y el 93% de éstos quieren aparcar. […] La regulación del aparcamiento en superficie se hace necesaria si no queremos llegar, pronto, a una situación de colapso.” Situación que sólo él, y su antecesor Maragall, han provocado.
 
Clos culpa la avaricia de aquellos que quieren aparcar porque no son respetuosos con los demás, por eso ha decidido imponer el peso de la ley y castigar a los barceloneses creando un solo ganador: Joan Clos. Él siempre tiene parking, y se lo pagamos el resto de ciudadanos.
 
A los barceloneses, a juzgar por la cantidad de coches que hay, les gusta tener coche, y por lo tanto necesitan calles para circular. ¡La ilógica solución del partido socialista de Barcelona ha sido ampliar las aceras! Una de las principales arterias de Barcelona, la Diagonal, se congestiona en horas punta. Solución de la alcaldía socialista: eliminar más de un carril en la Diagonal y construir un tranvía que ya se ha llevado varios coches por delante.
 
Las nuevas zonas verde del ayuntamiento pretenden, según sus fuentes, “disuadir” a aquellas personas que se desplazan desde fuera de Barcelona a la ciudad (no vaya a ser que aumente el comercio). Dice que quiere “potenciar” los parking de pago, y para hacerlo ha tomado otra medida fuera de toda lógica: en el mes de noviembre todos los parking subterráneos que dependen del ayuntamiento tuvieron una subida de precio del 32%. La mejor forma de potenciar un servicio es creando competencia, y eso significa que el gobernante se abstenga de intervenir, sólo así se creará más oferta y bajarán los precios.
 
La intención del ayuntamiento de Barcelona es el expolio del ciudadano: el año pasado recaudó casi 10 millones de euros con la zona azul y 1,7 millones con la grúa. La única misión del alcalde, como la de cualquier político, es aumentar sus beneficios y expandir el estado policial: durante este año habrá 200 burócratas más para poner multas y más 100 nuevas plazas para la Guardia Urbana. No son para aumentar la seguridad, sino para incrementar el control y la represión policial.
 
Cuanto más poder y dinero tengan los políticos, menos habrá para nosotros. Sólo la liberalización de las calles y la libertad de mercado nos pueden permitir una ciudad sostenible donde el empresario innove de verdad satisfaciendo a sus clientes. Una reciente iniciativa empresarial ha encontrado una posible solución llamada parksharing. La liberalización total los parking nos dará más oferta y reducciones sustanciales en los precios, la des-nacionalización del terreno dominado por el estado, la Generalidad y el ayuntamiento… ampliaría la oferta para construir más tipos de aparcamientos, la eliminación de los impuestos crearían más empresas de forma natural para satisfacer las necesidades que demandan los ciudadanos.
 
Si nuestra prioridad es transportarnos en nuestros vehículos privados, el empresario se apresurará para satisfacernos y sacar a la vez una recompensa económica. Aquí todos ganan: el trabajador de la empresa, el propietario, el capitalista que la hace posible, y como no el ciudadano que puede aparcar gracias la competencia y diversidad que ofrece el libre mercado.
 
¿Cuál es la solución a los efectos de la masificación de Barcelona? La desaparición del ayuntamiento y de los políticos, eliminar el monopolio de los transportes públicos para crear una rica competencia interurbana alternativa y dejar la ciudad en manos de los ciudadanos libres. Si los políticos nos quieren servir de verdad, que vayan a trabajar a empresas privadas.

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