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Ketty Garat

Rubalcaba y Rajoy, ¿ciberlíderes?

En todos los informativos morían los titulares futuristas de un presidente que ve ya la recuperación económica en 2014, para dar paso a un líder del PSOE que aseguraba que todos "somos iguales ante la ley" tras la decisión de Castro.

Querido Pablo:

Mi semana política comenzó en realidad el miércoles, el mismo día en que tu Mariano convocó a su Junta Directiva Nacional; mi Alfredo, a sus alcaldes, históricos y veteranos en el Círculo de Bellas Artes; y el juez Castro, a la infanta Cristina a declarar bajo su instrucción en Palma. Un día en el que se criticaba la conferencia vía plasma del presidente del PP y del Gobierno que tantas reflexiones internas ha despertado en nuestros círculos periodísticos y que merece algunas aclaraciones por parte de quienes sabemos un poco de qué va la copla. "Llevo doce años cubriendo PP y siempre ha sido así, no sé a qué viene tanto ruido", decían tus compañeros –y los míos- del PP. "Pero es que es una reunión interna de partido, no una rueda de prensa y en el PSOE, Zapatero hacía lo mismo", respondíamos los cronistas del PSOE.

Dejando a un lado los encontronazos que a veces suceden entre los cronistas de partidos –innecesarios, a mi juicio- por quien comparece más, acepta más preguntas y es más democrático, lo relevante es que el Rubalcaba de las escapadas por el garaje, del blindaje ante los medios, el ‘portavoz sin voz’ de antaño, ha cambiado esos hábitos del ex secretario general del PSOE compareciendo ante los medios de comunicación tras cada Comité Federal, Territorial o reunión extraordinaria, mientras que tu enaltecido Mariano evita el Parlamento y las ruedas de prensa en Moncloa salvo que acuda un líder internacional. De ahí el cabreo de los más críticos periodistas del PP porque no se pueda preguntar –al menos una vez al año, que no hace daño- por los asuntos más candentes de la actualidad, algunos que pasan por el PP, Caso Bárcenas o las fotos de Feijoo.

La realidad también pasa, pese a malintencionadas visiones de algunos, porque ese mismo miércoles en que el juez Castro decidió hacer saltar por los aires el pacto para eximir a la infanta Cristina de las responsabilidades judiciales, Mariano no aceptó preguntas y Alfredo sí. La ‘potra’ acompañó por una vez a Alfredo, ya que hay que tener puntería –todo sea dicho- para hacer diana con un día en el que haya preguntas y respuestas de Rubalcaba, pero así fue. Y así, en todos los informativos morían ya los titulares futuristas de un presidente que ve ya la recuperación económica en 2014, para dar paso a un líder del PSOE que aseguraba que todos "somos iguales ante la ley" tras la decisión de Castro.

De lo que hablamos no es de una reacción ante un escándalo de corrupción partidista o de una valoración de la cifra del paro sino de una imputación histórica que ha puesto en un brete a la monarquía y en donde la falta de respuesta oficial por parte del Ejecutivo y de la propia Casa del Rey da pie a pensar en asuntos amañados, pactos de silencio, o de actuación y por ende, omertá de las altas instituciones del estado. No deja de ser curiosa la ley del silencio que se ha impuesto un Ejecutivo que carece de opinión en temas judiciales mientras se reparte la renovación de las cúpulas judiciales, recurre ante el TC las leyes autonómicas y se persona incluso en casos de partido, ajenos, eso sí, como la trama de los ERES.

Y vaya por delante o por detrás, que mis críticas recientes a Alfredo Pérez Rubalcaba pasan por el apelativo del ciberlíder. No tanto por su cuestionado liderazgo, como por el gusto que le ha pillao a eso del twitter y el Facebook... sus declaraciones hasta ahora se limitaban a la Red. Cómo de mala será la política de comunicación de un Gobierno, sin comparecencias y sin preguntas para que Mariano haga en ocasiones bueno a Alfredo...

Un beso,

Ketty

 

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