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Pablo Molina

Zapatero pitoniso

La solución de ZP es la habitual del socialismo: convertir en funcionarios al mayor número de parados posible y financiar los sueldos con déficit público: el desfase lo pagarán los nietos, lo que, de paso, contribuirá a fortalecer los vínculos familiares.

Las previsiones de Zapatero para el año próximo se asemejan a las que ofrecen las revistas esotéricas cada mes de diciembre. Ni el lector de esa clase de subliteratura recuerda a finales del año siguiente lo que los astros pronosticaban para ese ejercicio, ni el votante de izquierdas tiene suficiente "memoria histórica" para recordar más allá de febrero lo que decían Zapatero y Solbes al término del año anterior, solos o en compañía de Gabilondo.

En la última edición de la tutoría mensual a la que Iñaki somete al presidente, Zapatero ha ejercido nuevamente de pitoniso para reconfortar el ánimo atormentado de quienes le votaron porque iba a conseguir el pleno empleo y ahora sólo disponen de una cartilla del paro. Le faltó únicamente destripar una oca sagrada en la mesa del telediario y escrutar las vísceras junto al presentador para que la estética del momento estuviera al nivel intelectual de sus profecías económicas.

En contra de los análisis unánimes de la prensa especializada y de la propia realidad, Zapatero ha anunciado que a partir del próximo mes de marzo comenzará a crearse empleo con intensidad, mientras Gabilondo secaba una lágrima furtiva producto de la emoción del momento. Por eso se le pasó preguntar al presidente si se refería a España o a otra zona del globo terráqueo, porque en los propios presupuestos generales del Estado, elaborados por el equipo de ZP, no se contempla esa situación, sino exactamente la contraria, de tal forma que si fuéramos suspicaces diríamos que Zapatero miente a sabiendas. No lo diremos para que no nos acusen de antipatriotas y de no "apoyar", pero ahí queda la sospecha.

Y eso que los presupuestos son de un optimismo antropológico que tira de espaldas. Por ejemplo, para 2009 prevén un porcentaje de paro del 12,5%, lo que resultaría creíble si no fuera porque en octubre de este año ya estábamos a dos décimas del 13% y no parece que estos dos últimos meses hayan sido un prodigio en la creación de puestos de trabajo sino todo lo contrario.

La solución de ZP es la habitual del socialismo: convertir en funcionarios al mayor número de parados posible y financiar los sueldos con déficit público. En todo caso, el desfase lo pagarán los nietos, lo que, de paso, contribuirá a fortalecer los vínculos familiares. Sin embargo también aquí la realidad se muestra obstinada, pues en el plan zapateril para realizar obras públicas (no grandes infraestructuras, claro, sino dar un repaso de yeso y pintura a los edificios públicos, poner retretes digitales y quitar alguna placa franquista de las fachadas) se estima que dará ocupación temporal a unos 200.000 trabajadores, que es, por ejemplo, la cifra de empleo que se viene destruyendo en un solo mes durante la segunda mitad de 2008.

A pesar de todo, parece que a Zapatero le está afectando seriamente la situación de crisis económica que atravesamos, de ahí que mintiera en esa entrevista algo más de lo que en él es habitual. Pero hay un dato adicional que revela que, en efecto, el presidente está pasando por una situación difícil: En ningún momento habló del cambio climático. Este hombre, definitivamente, está muy tocado. Menos mal que está Marianop'apoyar.

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