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Antonio José Chinchetru

Libertad versus cultura

Promusicae, al igual que DAMA, SGAE o la Academia del Cine, pretenden hacer creer que la defensa de sus intereses particulares (normalmente a costa del dinero o la libertad de los ciudadanos) es responsabilidad del conjunto de la sociedad.

Las organizaciones que se autoerigen como legítimos representantes de la cultura van de un despropósito liberticida a otro. El último ejemplo, por el momento, lo encontramos en la asociación que agrupa a las empresas productoras musicales. Tras haber fracasado en su intento de obligar a las operadoras a entregarle los datos de los usuarios de redes de pares, pretenden ahora que el Gobierno siga en esta materia el pésimo modelo de Nicolas Sarkozy, que no sólo en el tema de las descargas demuestra estar offline. Estos tipos pretenden que, al igual que ha hecho "Sarko", se imponga una norma por la cual las operadoras cancelen las conexiones de aquellos que utilizan las sistemas de intercambio de archivos para descargarse música.

El presidente de Promusicae, Antonio Guisasola, tiene la desfachatez de justificar su propuesta diciendo que "cortar las libertades siempre es molesto, pero hay que proteger la cultura". El argumento es falaz por los cuatro costados. No es una cuestión de molestia, sino algo bastante más peligroso. Puesto que hace unos meses publicó en El País un artículo titulado Libertad para elegir, me ha venido a la mente una cita del autor del importante libro de economía de igual nombre. Decía Milton Friedman: "Una sociedad que pone la igualdad por encima de la libertad acabará sin igualdad ni libertad". Cambien "igualdad" por "cultura" y la frase sigue siendo totalmente cierta.

Pero no sólo es falaz por eso. También pretende identificar su negocio con la "cultura", cuando son dos cosas diferentes. Pero a ellos no les interesa. La propuesta que hace Promusicae al Gobierno es un claro ejemplo de lo que denunciaba otro importante economista, Thomas Sowell, cuando alertó de que "la política es el arte de conseguir que tus intereses egoístas parezcan intereses nacionales". Promusicae, al igual que DAMA, SGAE o la Academia del Cine, pretenden hacer creer que la defensa de sus intereses particulares (normalmente a costa del dinero o la libertad de los ciudadanos) es responsabilidad del conjunto de la sociedad.

También se ofende Guisasola, como ya lo han hecho otros, por el hecho de que se proteste por el canon digital. Critica que se discuta más sobre la "compensación por copia privada" que sobre "la protección de la cultura". Sobre esto último poco hay que discutir: no merece la pena protegerla de nada ni nadie, puesto que no está en peligro. Lo único que peligra aquí es un modelo de negocio obsoleto y la buena imagen que ciertos sectores no se merecen. Por continuar con las citas, con esta queja el presidente de Promusicae demuestra la veracidad de una sentencia del genial Frédéric Bastiat: "El Estado es la gran ficción a través de la cual todo el mundo trata de vivir a costa de todos los demás".

No es otra cosa lo que pretenden los Antonio Guisasola, José Luis Borau, Pilar Bardem, Teddy Bautista, Luis Cobos y compañía. Todos ellos quieren que el Estado les proporcione la forma de seguir ganando dinero a costa de la cartera y la libertad de los ciudadanos. Y si estos no dan su consentimiento, se les criminaliza, insulta o desprecia. Todo en nombre de la cultura.

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