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Castilla y León

El Vaticano pone en jaque a la abadesa cismática del convento de Belorado

Sor Isabel ya no podrá gestionar los bienes de las monjas clarisas y los miembros de la Pía Unión tienen prohibida la entrada al monasterio.

Sor Isabel ya no podrá gestionar los bienes de las monjas clarisas y los miembros de la Pía Unión tienen prohibida la entrada al monasterio.
Rueda de prensa para comunicar el nombramiento del arzobispo de Burgos como 'comisario pontificio'. | Captura de video

La Santa Sede hace un último esfuerzo para intentar reconducir el conflicto con las monjas clarisas de Belorado y Orduña, que el pasado 13 de mayo hicieron público un manifiesto explicando los motivos de su ruptura con Roma y su decisión de ser tuteladas por el falso obispo Pablo de Rojas (que fue excomulgado en 2019 y es líder de un grupo considerado una secta por el Vaticano), encomendando al arzobispo de Burgos -Mario Iceta- que hable con cada una de las religiosas de la comunidad.

El objetivo es constatar si las quince hermanas que continúan en el convento están de acuerdo o no con la rebelión promovida por la abadesa Sor Isabel de la Trinidad, ya que existe la duda de si las religiosas han tenido la oportunidad de elegir libremente, e intentar que las que sí lo estén vuelvan a las doctrinas de la Iglesia Católica. Para ello, Roma ha nombrado a Iceta 'comisario pontificio' de los conventos de Belorado (en el que residen las hermanas clarisas cismáticas), Orduña (el que pretendían comprar) y el de Derio (el que querían vender).

Cabe recordar que uno de los argumentos esgrimidos por la madre abadesa -sor Isabel de la Trinidad, cuyo mandato ha vencido este miércoles- para romper con Roma fue su decisión de "bloquear" la venta del convento en desuso de Derio (en Vizcaya), que es de su propiedad, lo que les habría impedido comprar el monasterio de Orduña a la Diócesis de Vitoria, con la que ya tenían un acuerdo de compraventa. Pero lo cierto es que arrastraban problemas económicos -según explicaron fuentes eclesiales a Libertad Digital- y no habían hecho más que un desembolso inicial de unos 100.000 euros.

Después, las clarisas de Belorado no han efectuado ninguno de los pagos establecidos en el mencionado contrato. La abadesa planteó al Vaticano la posibilidad de que un benefactor abonara el millón de euros que quedaba pendiente y que después -supuestamente- les transfiriera la titularidad del convento (cuando la comunidad pudiera devolverle el dinero). Roma rechazó el planteamiento ante las dudas sobre la identidad del comprador. A la vista de los acontecimientos, a nadie se le escapa el excomulgado Pablo de Rojas podría estar detrás de la alternativa propuesta por esta abadesa decidida a perpetuarse en el cargo.

Con este nombramiento -él de Iceta como ‘comisario pontificio’- no sólo se pretende el regreso de las hermanas cismáticas al seno de la Iglesia Católica, también proteger el patrimonio adscrito a las monjas clarisas, bloqueando cualquier pretensión de sor Isabel de cambiar de titularidad inmuebles y terrenos, o vender los bienes que haya en el interior de los mismos. Así se pondría punto y final al mandato de la abadesa tras cuatro trienios -el máximo posible- al frente del convento. Un poder que no estaba dispuesta a abandonar. "Quería perpetuarse y lo ha demostrado", aseveran las mismas fuentes, "intentó crear una fundación o una nueva orden para haber continuado".

Una abadesa aferrada al poder

Sor Isabel de la Trinidad sabía que tenía las horas contadas como madre abadesa. Este martes, 29 de mayo, ella debía abandonar su cargo -tras agotar todas las vías posibles para mantenerse en el mismo- y otra hermana debía ser elegida para ocupar su lugar. Según nos han explicado estas fuentes eclesiales, "las abadesas y prioras, como los abades y priores, se eligen trienalmente" y ella "no era elegible".

Llevaba doce años en el cargo, que es el máximo permitido. Agotó los dos trienios ordinarios y solicitó otros dos extraordinarios. "Los dos primeros trienios es el ‘Capítulo’ (formado por las monjas perpetuas del convento) quien elige, pero para el tercero hay que pedir un permiso especial (a Roma). Y para el cuarto, igual", señala. "Después es imposible renovar en el cargo".

Echar a la secta del monasterio

La madre abadesa ya ha sido relevada de su cargo. Según ha comunicado la Archidiócesis de Burgos a través de su web, ha remitido un burofax a Sor Isabel "comunicándole la finalización de su mandato y el nombramiento del Comisario Pontificio, con efectos inmediatos". Este es el primer paso para restablecer la normalidad en el monasterio de Belorado. El segundo será echar a la secta que ha desembarcado en el convento de la mano del obispo excomulgado en 2019.

El burofax también recoge que "se prohibirá expresamente el acceso y permanencia en los Monasterios y todos sus inmuebles de los Sres. Pablo de Rojas y José Ceacero (erigido portavoz de las hermanas de Belorado desde el inicio de su rebelión) y cualquier otra persona vinculada a la Pía Unión de San Pablo Apóstol". "Las hermanas merecen el máximo respeto y consideración", apostillan, "transcurrido un tiempo prudencial, de modo personal, se requerirá que cada una de ellas exprese su voluntad de continuar o no perteneciendo a la Iglesia católica".

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