
La Diputación de Burgos ha decidido declarar a siete de las ocho cismáticas de Belorado que quedan en el monasterio en situación de "vulnerabilidad social y/o económica". Sobre la octava moradora, la exabadesa sor Isabel de la Trinidad, no se ha pronunciado porque la exreligiosa ha rechazado someterse a la valoración y dictamen de los servicios sociales.
Está por ver cómo afecta esto a la resolución de la demanda de desahucio presentada por el Arzobispado de Burgos tras la ruptura con Roma anunciada -el 13 de mayo de 2024- por las entonces monjas clarisas, que llegó a tener fecha de lanzamiento. El 23 de enero de 2025 hubieran tenido que abandonar el inmueble de no haberse producido un nuevo retraso.
Entretanto siguen saliendo a la luz informaciones que no dejan de sorprendernos. En este caso la protagonista es de nuevo la citada exabadesa, quien -según publica este martes el Diario de Burgos- estaría siendo investigada a título personal por la venta de lingotes de oro por valor de 130.000 euros.
Esa sería la cantidad que Laura García de Viedma habría recibido por la transacción, realizada en un establecimiento especializado de Burgos. Los investigadores estarían indagando sobre el origen de las piezas, algunas de ellas -especifica la información- "de un tamaño tan considerable que ha sorprendido a los agentes".
Este periódico asegura que tiene constancia de que "las exmonjas invirtieron una cantidad que podría rondar los 34.000 euros en este metal precioso a modo especulativo" en 2020. Pero -señala- la cantidad adquirida rondaría los 300 gramos. La Policía Nacional estaría investigando por tanto de dónde han salido los 1.400 gramos restantes.
Aunque Libertad Digital no ha podido confirmar los detalles ofrecidos por el diario en este artículo (las cantidades y la cuantía percibida por ellas), sí ha podido corroborar que la investigación a la que hacen referencia (a García de Viedma por la venta de oro) existe y la Archidiócesis de Burgos ha sido informada de la misma por la policía.
Fuentes cercanas al caso han explicado a este periódico que la operación fue detectada "en el marco de la vigilancia rutinaria que realiza el Cuerpo Nacional de Policía en venta de objetos y materiales singulares" y que se investiga si el oro procede "de los fondos del monasterio, que no tendría capacidad legal para vender" o de "la destrucción de obras de arte del monasterio, que -por su valor artístico- no pueden ser modificadas".
La deriva de la exabadesa
Laura García de Viedma (sor Isabel de la Trinidad antes de su excomunión) llegó a Belorado en 1998. Para entonces había cumplido 14 años como religiosa, cuenta ella misma en uno de los videos publicados en redes sociales después de la declaración de cisma.
Ella tenía las horas contadas como madre abadesa hasta la ruptura con Roma anunciada el pasado 13 de mayo. Unos días más tarde (el día 29), debía haber abandonado el cargo. Para entonces, llevaba 12 años al frente del convento (dos trienios ordinarios y dos extraordinarios, el máximo permitido) y ya había agotado todas las vías posibles para mantenerse en el puesto.
En los últimos meses han salido a la luz los detalles de su nefasta gestión al frente de los monasterios de Belorado, Derio y Orduña. Las cuentas de los conventos estaban sin blanca y las facturas sin pagar se acumulaba encima de la mesa.
Las exmonjas "viven a todo plan", explicaron fuentes eclesiales cercanas al caso a LD. No hay justificación alguna para que la comunidad tuviese "once empleados, cuando lo normal en cualquier convento es que haya una o dos personas contratadas", argumentaban. "Lo de Belorado no hay quien lo mantenga", aseveraron, "es una ruina".
A pesar de la imagen que intentaron dar -nos decían- sus deliciosas trufas nunca fueron rentables. "No son negocio para ningún convento, eso es para todos igual", nos explicaron. Con más motivo para el burgalés, dado que "usan chocolates muy caros" y con lo que ganan "tienen que pagar esa materia prima".
Por otro lado, achacan la deriva económica de los monasterios a la mala cabeza de la exabadesa. "Funciona a golpe de ocurrencia", señalaron, "no hay más que ver el criadero de perros que montaron, que era un negocio ruinoso además de ilegal". Y lo peor es que "gastaba como si fuera una multinacional".