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Rosa Belmonte

Sean y Karim

Sean Penn debería ser procesado por su entrevista a Chapo Guzmán, no por que este fuera un narco fugado, sino por la propia entrevista.

Sean Penn debería ser procesado por su entrevista a Chapo Guzmán, no por que este fuera un narco fugado, sino por la propia entrevista.
Sean Penn y Chapo Guzmán | Cordon Press

Sean Penn no parece más listo que Karim Benzema. Pero unos tienen la fama de intensos y otros de intonsos. Relacionarse con delincuentes tiene sus peligros. Los mismos que relacionarse con tontos o con piojosos. Tanto Kate del Castillo como Penn están siendo investigados por su trato con el Chapo Guzmán (han llevado a la policía a su detención pero no era su intención). Todo muy de telenovela. Pero a Kate del Castillo, aparte de por La reina del sur, la conocemos más por sus trabajos en la televisión estadounidense (Weeds, Jane the virgin) que por las telenovelas. Aunque sí vimos La mentira. Su padre, que también trabajó ahí es más conocido por su labor en México. Lo más extraordinario del currículo de Éric del Castillo es haber participado en la legendaria El ángel exterminador (1962), una de las películas mexicanas de Luis Buñuel. Pero sobre todo lo conocemos de La mentira, Soy tu dueña o Abismo de pasión. Es una cara conocida para cualquiera que ve telenovelas. Las dos primeras las emitió La 1. La última, sólo Nova, la cadena favorita en Cantora.

Los actores relacionados con el crimen son un clásico. Y no hay que irse a Lana Turner y el asesinato de su amante, el gánster Johnny Stompanato. Que si fue su hija, Cheryl Crane, de 14 años quien apuñaló a Stompanato por maltratar a su madre. Que si Lana Turner la indujo como la dulce Neus (eso se deduce de lo que escribió Kenneth Anger en Hollywood Babilonia). Hay más casos. Robert Blake, conocido por Baretta y por A sangre fría, fue acusado en 2002 del asesinato de su mujer, Bonnie Lee Bakley. Un viejo actor contó que Blake quiso contratarlo para liquidar a su mujer. Fue absuelto en el juicio penal pero se falló en su contra en un juicio civil posterior que los hijos de la muerta le pusieron. Le costó una pasta, claro (pero no la cárcel). James Caan, el Sonny Corleone de El Padrino, fue encausado por lanzar a un tipo por la ventana de su piso de Nueva York. ¿Su excusa? Que era un ladrón. Fue absuelto. Charles S. Dutton, el protagonista de Roc, ya venía delincuente de casa. Antes de ser famoso estuvo en la cárcel por homicidio. Y Fay Hewitt, que salía con Robin Williams en Mork & Mindy, consiguió demostrar que mató a su marido con un abrecartas en defensa propia, estando él como una cuba. John Wilkes Booth, el asesino de Lincoln también era actor.

Sean Penn debería ser procesado por la entrevista en Rolling Stone al Chapo Guzmán. Pero no porque este fuera un narcotraficante fugado sino por la propia entrevista. Por pesado. Aunque se la hubiera hecho a María Ostiz. Antes de ir a las preguntas, escribe 63 párrafos (sin ser escritor ni nada de eso). Además, cuenta que en su periplo hacia el narco se le escapó una ventosidad. Pero luego Benzema es el tonto.

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