Hay naciones que aman su patria. Esto es lo que ocurre en Estados Unidos y lo que la moda, fiel reflejo de la sociedad y la mentalidad de esta, representan a través de una estética seguida -o precedida- de una ética. Y es lo que se ha podido ver estas semanas en las pasarelas de moda en el continente norteamericano. Calvin Klein con Raf Simons se inspiran en su Historia. "Es la emoción y la belleza única de América", aseguró el director creativo de la marca. ¡Qué gran frase! Aún estamos inmersos en la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid -ayer arrancamos con desfiles de grandes como Agatha Ruiz de la Prada y Francis Montesinos- pero me sigo preguntando lo mismo de siempre: ¿y España qué?
Aún recuerdo el célebre desfile de Roberto Verino en septiembre de 2013 en el que se inspiró en la ópera Carmen de Bizet y en todo lo que Sevilla y la historia de la prostituta tabaquera representaba. Bueno, Montesinos siempre recuerda España y el Levante, pero, ¿y el resto? Harta de ver Japón, Dubai, India, México, Siberia en bikinis, Nueva York en abrigos… ¿y nosotros qué?
Por fortuna hace dos semanas dejábamos atrás la gran revolución de las pasarelas de los últimos años, la SIMOF, que reivindica la moda flamenca en Sevilla y otras ciudades de Andalucía. Pero ese es un negocio estacional: válido únicamente como capricho puntual para las Ferias de Abril de Sevilla, y las posteriores de Córdoba y Málaga.
Tampoco hablo de ir de flamenca por la vida -aunque este sería, más que un aspecto físico, una actitud ante la vida, la de pisar con fuerza, garra, pasión, elegancia y raza-. Pero sí de querer un poquito más aquello que somos. Una esfera del reloj con la bandera rojigualda, un llavero, una carpeta, una bandera en el jardín… tampoco es tanto lo que se pide.
Y es que Simons viajó en este último desfile a la América del Oeste, con propuestas como la de las gigantescas chupas de cuero, guiño al estilo cowboy. Estados Unidos es otra historia. Pero, si la moda amara España, otro concepto del sentimiento de la patria se estaría gestando.