Paco Camino ha cumplido el pasado 14 de diciembre ochenta años. Torero consagrado que fue artífice de grandes faenas entre las décadas de los 60 hasta los 80. Un crítico, G.C. (que cobraba por cierto de los toreros tras pagarse páginas publicitarias en el diario Pueblo) lo apodó "El Niño Sabio de Camas", localidad donde nació en 1940. Y es que, efectivamente, desde muy niño, alternando su labor como ayudante en un horno panadero, labró su futuro taurino entrenando en tentaderos con becerros hasta triunfar como matador de toros. Tuvo una agitada vida sentimental, con novias de "quita y pon", y tres matrimonios que lo convirtieron en padre de cuatro hijos. No conocemos otro caso igual, aunque en la historia del toreo hayan existido mayores seductores que él, como Luis Miguel Dominguín. Pero éste sólo se casó dos veces.
La primera esposa de Paco Camino fue la hija del empresario de la plaza México, Norma Gaona. La boda se celebró el 16 de noviembre de 1963, en la capital mexicana. Se habían conocido un año antes. El padre de la novia, Alfonso Gaona, era millonario. Paco Camino empezaba entonces a cotizarse como figura de los ruedos. Acordaron vivir en España. Norma Gaona, después de dos años de convivencia, no se adaptó a su estancia en Madrid y se volvió a su país, tras tener un hijo con el diestro sevillano, Francisco, que de mutuo acuerdo quedó bajo la custodia de la madre. Conocí a ambos bastantes años después, cuando el chico todavía toreaba, hasta que se convenció de que no sería nunca como su padre, y acabó siendo empresario taurino. En cuanto a Norma, me pareció, ya cuarentona, todavía muy atractiva, y con mucho genio. Nada quería saber de su ex, en cambio el hijo sí que veía a su padre y a sus hermanos, los otros hijos de Paco Camino.
Por mucho que le gustaran las mujeres Paco Camino no fue nunca un personaje frívolo, pues siempre estuvo muy pendiente de su profesión, para la que tanto se había sacrificado. Sufrió en su carrera, hasta que se retiró en 1983, treinta cogidas, algunas de ellas muy graves, que determinaron se le administraran los santos sacramentos, la extremaunción. Y quedaría muy afectado largo tiempo desde que en 1973 su hermano Joaquín, que iba de peón en su carrera, fuera mortalmente herido en la plaza de toros de Barcelona.
Su ruptura con Norma Gaona le supuso una gran decepción, pues se había casado muy enamorado de la belleza de la mexicana, pero algo raro sucedió entre ellos que su matrimonio no funcionó. Tampoco contribuyó a ello que entre el padre de Norma y Paco surgieran discrepancias a la hora de rendir cuenta de los contratos que firmaron en México.
Ya en España se consoló con otras amistades femeninas hasta que cierto día conoció a María de los Ángeles Sanz, una belleza madrileña, culta, universitaria, licenciada en Ingeniería Técnico Agrícola, de la que se prendó a poco de salir unas cuantas veces juntos. Paco le dijo que se casarían, pero que antes era preciso que él resolviera su separación, divorcio o nulidad con Norma Gaona. El papeleo duró más de lo que la pareja pensaba. Paco y María de los Ángeles ya hacían vida en común, ella incluso, gran aficionada a los toros, de soltera fue a verlo a muchos festejos. Tuvieron tres hijos: Rafael (nacido en 1969), Marián (en 1971) y Francisco Javier (en 1973). Por fin en este 1973 pudieron contraer matrimonio eclesiástico. Para separarse en 1989. ¿Causas? La infidelidad del torero.
María de los Ángeles Sanz siempre ha sido una mujer enamorada de su marido, y la prueba es que no quiso volver a casarse otra vez: ocasiones no le faltaron. No quiso ejercer su carrera, se preocupó de educar a sus tres hijos; los varones fueron toreros, aunque sólo el primogénito, Rafael, destacó como gran novillero y después como notable matador. Precisamente fue Paco Camino, su padre, quien volvió a los ruedos una sola tarde, en Nimes, para darle la alternativa. María de los Ángeles, que mucho sufría por los avatares de Rafi, en los últimos años presidía una peña taurina femenina y respiró tranquila cuando sus dos hijos se cortaron la coleta. Lo que no pudo es seguir aceptando su papel de engañada cuando se enteró de que Paco le ponía los cuernos con una manchega llamada Isabel Sánchez-Flor, diecisiete años menor que él. La amistad entre los dos surgió porque Isabel y un grupo de familiares seguían al torero por diversas plazas. El padre, un rico empresario de Albacete, propietario de una rentable empresa de confecciones. Y como la pareja no ocultaba ya su apasionado idilio, María de los Ángeles Sanz, con muy buenas palabras, instó a su marido a que pusieran fin a esa situación. Firmaron las cláusulas correspondientes y Paco Camino abandonó para siempre el que había sido su hogar matrimonial durante tantos años, un confortable y amplio piso en la madrileña calle de Serrano, cerca de la conocida fuente de los delfines, para irse a vivir a su finca de la sierra de Gredos.
Se casó civilmente con Isabel en 1994 y fijaron en el campo su residencia, en el término municipal abulense de Madrigal de la Vera. En 2005, Paco se sometió a una delicada intervención de trasplante de hígado, de la que se recuperaría felizmente. Allí , en ese lugar de la sierra, es donde el gran torero ha celebrado sus ochenta años, en la intimidad, al lado de su esposa. Con sus hijos tiene una relación algo distante.