Todavía no puedo creer lo que ha ocurrido. No tengo palabras para expresar la pena que tengo por el fallecimiento de Caritina Goyanes. La conocí siendo una adolescente y mi trato con ella siempre fue impecable, al igual que con toda la familia.
Nadie podía pensar que se iba a reunir con su padre, con tan solo 19 días de diferencia, por desgracia es una gran injusticia, aunque la vida, de vez en cuando no da esos terribles palos. Me quedo con muchos recuerdos de Caritina, siempre alegre, aunque estuviera agobiada en la cocina organizando el catering de turno para el evento que le habían encargado.
Nunca puso impedimento alguno cuando se pedía alguna declaración. Recuerdo la última vez que estuve con ella y con gran parte de la familia. Fue el día de Navidad, en el mismo restaurante coincidimos, allí saludé a todos, Carlos , su padre llegó un poco más tarde, y en la mesa de al lado también estaba la familia de nuestra Isabel Gónzalez. Me comentaron que Carla ese día lo pasaba con su familia política. Después a Cari, su madre, la he visto varias veces, y mantenemos un contacto de manera continuada.
Siento la pérdida con toda mi alma porque siempre he tenido un gran cariño a esa familia desde los conocí hace décadas. Después de la muerte de Carlos, me comuniqué con Cari y estaba como tantos amigos, a la espera de saber la fecha del funeral que se celebrará en septiembre en Madrid. Nadie se podía imaginar que iba a ser doble con la partida de Caritina. El encuentro con la viuda y madre va a ser muy duro pero hay que estar.
Ha sido un Agosto terrible por la cantidad de gente que se ha ido, Carlos Ferrando, el sobrino de Norma Duval, Carlos Goyanes y ahora su hija mayor. Una familia destrozada, que por suerte son como se suele decir una piña y entre todos podrán llevar esta tragedia ayudándose entre ellos.