
Monchis se abre paso en el espectacular Food Hall de Galería Canalejas para ofrecer la fusión de lo mejor de la gastronomía mexicana y japonesa de la mano del estrellado chef Julián Mármol, un apasionado de la cultura y de la cocina nipona que se ha hecho a sí mismo. Después de triunfar con Yugo The Bunker, que cuenta con una estrella Michelin, y ofrecer su arte culinario para todos los públicos en Okasan, del que ya hablamos en Libertado Digital, el verano pasado se embarcó en Godai, en Menorca, y ahora con Monchis y The Eight, también en el Food Hall y del que tendréis noticias pronto.
Desde que te adentras en el restaurante, te embauca la decoración obra de Lourdes Treviño, de Freehand Arquitectura. Ha diseñado varios espacios que son un homenaje a México con las buganvillas que decoran el techo, a la barra emulando el altar de una iglesia, las láminas del techo y los tubos metálicos que recuerdan a los típicos órganos eclesiales españoles y mexicanos y que proporcionan un espectacular ambiente acústico gracias a Ralph Killer, premio Grammy en sonido. Sin olvidar su exclusivísimo reservado inspirado en el convento de las Capuchinas del arquitecto mexicano Luis Barragán, Premio Pritzker, conocido por sus celosías y sus juegos de luces.
Pero si espectacular es la decoración, su cocina no se queda atrás. Julián Mármol ha conseguido integrar con gran maestría estos dos conceptos lleno de aromas y sabores. Al sentarte en la mesa te reciben con un suave cóctel y edamames con un toque picante, que te preparan para un rico aguachile de vieira de Hokkaido con kizami wasabi. Ya en este primer pase compruebas la pureza y el sabor de lo que elabora el chef.
Como no puede faltar el atún en todo japonés que se precie. En este caso te sirven seis cortes de tres partes distintas del pescado acompañadas por distintas salsas que lo convierten en exquisitos bocados. Estos 6 cortes de atún rojo son de solomillo con salsa cabrona, de chutoro con salsa de tuétano -para mí el más rico- y de toro con tsuyu. Tres cortes y tres sabores completamente distintos que revelan el buen hacer de este chef que busca un retorno a los orígenes en el que el producto es el gran protagonista.
Más fusión encontramos en los dimsummex de bacalao en shiromiso y habanero con confitura de puerros, una auténtica maravilla y de lo mejor de todo lo que probamos. También muy ricos los dimsummex de txangurro con salsa de habanera. Aunque la mezcla del picante japonés y el mexicano pueda resultar poco atractivo para según qué comensal, lo cierto es que el toque picante es muy ligero en todos los bocados y, de todas formas, el amable servicio de Monchis te avisará de ello. Como nota a destacar el uso de bergamota en lugar de lima, que le da un toque más cítrico y aromático a los platos.
También hay que destacar la carta líquida con una acertada selección de vinos japoneses, sakes, shochus, mezcales y tequilas. Una mixología de culto ideal para paladares intrépidos que te permiten disfrutar de buenos momentos en el cocktail bar o en las mesas del restaurante.
Y si, como decía antes, el atún no puede faltar en un japonés, tampoco puedes prescindir de los tacos en un mexicano. Así que probamos tres de los siete que ofrecen en la carta. Un espectacular taco de gamba roja bañada en agua de chiles con su jugo de coral y tahín de chiles o el buenísimo taco de cordero en salsa hasem dejan su lugar a la joya de la corona, el taco de wagyu con esencia de tuétano Yugo The Bunker a la brasa. Un delicioso plato que rinde homenaje al restaurante con el que desde 2019 Julián Mármol ha cosechado y mantenido el mayor galardón culinario de la estrella Michelin.
Al margen de la carta en la que puedes comer con un ticket medio de 65€, Monchis también ofrece un menú Omakase, que no es otra cosa que "ponerse en las manos del chef", y que consiste en 9 pases por un precio de 90€, bebida no incluida, y sólo disponible un menú por servicio.
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