Viajar en el tiempo es uno de esas cosas con la que todos hemos soñado en alguna ocasión. Meternos en el DeLorean de ‘Doc’ de Regreso al futuro y poder transportarte a otra época pasada es algo que en el restaurante Le Chinois vas a experimentar nada más cruzar su puerta. Porque su decoración te llevará de inmediato a cuatro siglos atrás, en un local que evoca en cada detalle la enigmática atmósfera de las calles de la antigua China de la Dinastía Qing del siglo XVII.
Así que Le Chinois te entra primero por los ojos y luego por el paladar gracias a una carta perfecta para compartir con familia, amigos o con ese amor nuevo o duradero y que rezuma a la tradición milenaria de su cocina. Entrantes, exquisitos dim sum artesanos, pescados y mariscos y el tradicional pato laqueado, que es especialidad de la casa, tal y como asegura a Libertad Digital Manuel Caballero, jefe de sala del restaurante. Es la última aaventura de la empresaria Lulú Zheng, quien cuenta en Madrid con restaurantes como Mítiko, del que ya os he hablado en LD, y Café de Macao.
Tras probar alguno de sus deliciosos cócteles de autor y un aperitivo de wan tun frito para mojar en la salsa que más te apetezca, nos preparamos para disfrutar de esa mezcla de sabores y texturas, comenzamos con las perlas de langostino tigre (19€) con salsa de col china encurtida, mayonesa de chiles y base de verduras tempurizadas. Una pena que la tempura del marisco fuera más basta de lo habitual porque tanto el producto como el sabor era muy bueno.
Luego te desquitas con el fabuloso surtido de Dim Sum (32€). Dos deliciosas piezas por variedad de Siu Mai, hecho a mano al vapor con cebolleta con salsa charsiu y huevo de codorniz; Xiao Long Bao, relleno de cerdo ibérico con consomé de gallina, para comerlo con cuchara y de un bocado porque explota en la boca para que salga todo el caldo; Ha Kao, relleno de langostinos tigre y bambú deshidratado; y Jiao Zi de pollo de corral, al ajillo chino, salteado con jengibre fresco y chives. También los puedes pedir por separado si eres muy fan de uno de ellos.
Un dragón de 50 kg
Perdona que insista tanto en la decoración de Le Chinois pero es que sin duda es algo que destaca y que es poco habitual verlo en España.
En cuanto atraviesas el paifang (arco) del restaurante recorres un camino sinuoso que serpentea en un centro urbano de la antigua China. Las construcciones tradicionales forman una fachada de luz que nos transporta a un ambiente nocturno e íntimo repleto de secretos reservados. Las fachadas de madera envuelven la actividad y, junto con los farolillos, pintan un paisaje que recuerda las sensaciones de la película La Linterna Roja. Levantando la mirada, nos encontramos con que el agua recubre techos y paredes, reviviendo la experiencia del Gran Canal.
Entre los reflejos irrumpe un gran dragón de 50 kg, símbolo legendario de la cultura china, que se desliza hacia nosotros dándonos la bienvenida. Subimos por las escaleras y accedemos a los balcones de las casas, espacios reservados de la vista, que invitan a una experiencia inmersiva en un hutong (casa) tradicional. Desde ahí, percibimos cómo todo el espacio se reviste a partir de telas y tejidos, rojizos, terracotas y estampados, herencia de la Ruta de la Seda.
Y embaucado por este ambiente saboreamos un vino tinto El Molar de Bodegas Casa Castillo, con variedad 100% Garnacha y con DOP Jumilla. La carta líquida de Le Chinois está bastante completa, con referencias de las DO más características pero con otros vinos menos conicidos y que sorprenderán a los amantes del buen beber.
Así, continuamos con sus pescados, como un muy buen cabracho entero (28€ por persona, mínimo para 2), cocinado al vapor con salsa de soja negra y cebolleta china y cama de orejas de madera, que aportan sabor al plato pero están bastante insípidas.
Para terminar, el famoso pato laqueado (medio 45€ / entero 85€). elaborado al estilo Le Chinois, con aroma a madera frutal, suflado, jugoso y crujiente. Acompañado de salsa hoisin a la miel de flores, pepino fresco cortado en bastones, puerro argenta y crepes hechos a mano.
Una forma estupenda de terminar una velada que te ha llevado al siglo XVII desde el centro del Madrid del siglo XXI. Puedes seguir disfrutando de sus cócteles y de la compañía ya que está abierto todos los días de 13 a 17h y de 20 a 24h. Además, no te tienes que preocupar de aparcar el coche en el número 6 de la calle de María de Molina porque tienen servicio de aparcacoches. El ticket medio del restaurante ronda los 50€.
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