
La familia Rocacho crece y abre su tercer local, Rocacho Valdebebas –y comentan a Libertad Digital que no será la última–. Un restaurante que mantiene la esencia de su hermano mayor de Padre Damián y su hermano mediano de la Plaza del Marqués de Salamanca: las brasas como seña de identidad, un producto excelente, una amplia carta de vinos y un servicio a la antigua usanza. Un cóctel que ha hecho de Rocacho un restaurante de referencia para los amantes de la buena mesa.
Abre de forma ininterrumpida de 12 a 1:00h, salvo el lunes que permanece cerrado, para que el comensal disfrute de la carta sin restricciones y sin turnos, perfecto para alargar la sobremesa. Algo cada vez más denostado en los restaurnantes que priman la rotación al relax y bienestar del comensal para que pueda elegir si quiere ampliar su estancia en el restaurante con una copa y su amena charla consiguiente o levantarse para dar cabida a más clientes. En Rocacho Valdebebas el cliente manda, así que celebra que así sea y que no te obliguen a levantarte con el último bocado en el gaznate.
Carta llena de producto
Entrantes de nivel, chacinas, pescados y carnes a la brasa, arroces y postres componen una carta a la que se incorporan novedades como sus bikinis, tan de moda últimamente y exclusivos en Valdebebas.
En este restaurante se busca la excelencia del producto como principio irrenunciable, algo que el comensal comprueba desde que se sienta a la mesa. Por eso te recomiendo que empieces con su excelente cecina de buey Premium Selección José Gordón (M 18 € / E 30 €), también única en sus restaurantes y con la que ya empezarás a salivar pensando en esa chuleta que llegará como final de fiesta y que te presentarán primero cruda en su caja para que te vayas haciendo a la idea y dejando hueco para ese fin de homenaje.
También tienes de entrante el dúo de gyozas —de callos de buey y rabo de buey—, o las croquetas de cecina de buey, y tanto el bombón de txangurro como las anchoas del Cantábrico sobre pan de cristal con tomate que ya probé en mi anterior visita a Rocacho de Marqués de Salamanca y que te conté en Libertad Digital.
O si tienes ganas de algo más suculento, te puedes lanzar a su apartado de platos con los huevos Cobardes y Gallinas –de los que también te hablé en LD con motivo de la preparación de la mejor tortilla de patata– de Jorge Camacho, cuyas gallinas viven sin estrés, en libertad y alimentadas con piensos naturales en su granja de Torrelodones. Incluye huevos con puntilla —acompañados de carabinero a la brasa y su americana o de cecina y picadillo de buey—, tomatitos en tempura rellenos de pisto y cecina buey con huevo a baja temperatura, y tortilla de cecina de buey con espuma de queso de cabra.
En nuestro caso, nos decantamos por dos platos icónicos como la ensaladilla Rocacho (M 10 € / E 15 €), y el rocacho de bacalao con alioli (4,5 € unidad). Y si hay unas elaboraciones exclusivas en este restaurante y que no tienen sus otros dos hermanos, hay que probarlas. Son cuatro, pero probamos dos, el delicioso bikini de pan brioche con cola de carabinero, menta y emulsión de kinchee y miel (15 €), una mezcla perfecta, de sabores y texturas, y el bikini de steak tartar de vaca y trufa rallada (15 €), la combinación perfecta de su fabuloso steak tartar con el hongo. Dejamos para otra ocasión el bikini de solomillo de vaca, con emulsión de trufa y el ssam de lubina crujiente con mahonesa de mojo picón y cebolla roja.
De las mejores carnes del mundo
Además, Rocacho Valdebebas también presume de ser el único restaurante de Madrid que sirve las de El Capricho de Jiménez de Jamuz, en León, considerada como "la mejor carne roja del mundo" por publicaciones como The Guardian o la revista Time y que sólo suministra en exclusiva a un restaurante de cada ciudad importante. Y en España esa ciudad es Madrid.
Como te conté antes, la pieza de carne llegó a la mesa una vez hecha la comanda y seleccionada por el personal para deleite del comensal, presentada en una caja de madera con su etiqueta, en este caso de chuleta de vaca Frisona (85 € kg), de maduración media de 40 días. Después de probar la carta, llega el momento esperado de degustar esta carne antológica preparada en la parrilla de carbón de encina que tanto domina su chef Jairo Soria para que estos excelentes cortes lleguen a la mesa en su punto perfecto. Viene, además acompañada por unas deliciosas patatas fritas y unos pimientos asados de categoría.
También tienes la chuleta de buey premium "Selección José Gordón – El Capricho", el solomillo de vaca, la entraña de Buey, el steak tartar de Vaca o la hamburguesa de Buey con nuestro pan especial.
Pero no sólo de carne vive el hombre ni tampoco Rocacho. En sus brasas se asan también pescados muy frescos traídos de las mejores lonjas de España por Pescaderías Coruñesas y han adquirido notable fama sus arroces, sabrosos y de grano perfecto que también probamos en Marqués de Salamanca pero que en Valdebebas no tienen, al menos de momento, la opción de pedir un arroz individual.
Los postres también te recomiendo que los pruebes. En este caso, muy buena la torrija de pan de leche con helado de turrón (10 €), al igual que su tiramisú Rocacho que te lo preparan en la mesa. Su bodega, en proceso de completado cuenta con referencias para todos los gustos. Nosotros comimos con un buen vino tinto de la tierra, Senda, elaborado por la Bodega Las Moradas de San Martín con 100 % Garnacha tinta bajo la DO Madrid.
Como te decía, a Rocacho Valdebebas se va a disfrutar de la buena mesa, ya sea en su salón interior, de una elegante decoración con materiales nobles y un servicio ultraprofesional —incluye un reservado para ocho comensales—, en su zona de mesas altas sin mantel, en su barra viva o en su gran terraza al aire libre, donde se puede comer y cenar, tomar unas copas o picar algo a cualquier hora del día con un ticket medio de 50€. Y recuerda, sin prisa, con calma, para disfrutar de la velada y de su sobremesa como está escrito.
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