El cortisol es conocido como la "hormona del estrés" y es una hormona que se produce en la glándula suprarrenal y sirve, entre otras cosas, para aumentar el nivel de azúcar en la sangre. Pero además se asocia a enfermedades como el sobrepeso. No hay que olvidar que los receptores del cortisol están en casi todos los tejidos del cuerpo: sistema nervioso, inmunitario, cardiovascular, respiratorio, reproductivo, musculoesquelético y tegumentario. Debido a ello, un desajuste en los niveles de la hormona puede afectar a todos estos sistemas. Pero, ¿para qué sirve el cortisol en el organismo?
- Control de los niveles de azúcares en sangre
- Metabolismo de hidratos de carbono, proteínas y grasas
- Acción antiinflamatoria
- Regulación de la respuesta al estrés
- Control de la presión arterial
- Regulación de las horas de sueño y vigilia
- Desarrollo fetal
Síntomas de cortisol alto
- Aumento de peso: Es más notable en la parte superior del cuerpo, debido a que la grasa se empieza a acumular en hombros, pecho y espalda. Lo extraño de la situación es que los brazos y las piernas de la persona seguirán estando delgados. Un trabajo reciente sobre el asunto encontró que la fructosa en el cerebro estimula una mayor liberación de cortisol, lo que podría conducir a una resistencia general a la insulina y al aumento de peso. De igual modo, cuando la hormona está elevada, aumenta el apetito por alimentos con grasas y azúcares.
- Fatiga persistente: A pesar de dormir lo suficiente, uno puede sentirse constantemente cansado.
- Frecuencia de infecciones: Debido a la supresión del sistema inmunológico.
- Reducción de la densidad de los huesos: Los altos niveles de cortisol en el organismo afectan la salud de los huesos. Generalmente la estructura ósea se debilita y esto aumenta el riesgo de sufrir fracturas, en especial, en las costillas y la columna. Una reciente estudio comenta que las fracturas osteoporóticas son un síntoma clínico de hipercortisolismo asintomático.
- Deficiencias en el sistema inmunitario: El timo, una glándula fundamental en el funcionamiento del sistema de defensa en los primeros años de vida, se ve afectada por el cortisol. Esta hormona puede causar la muerte de sus células y hacer que el sistema inmunitario ataque los tejidos del cuerpo, en vez de los agentes extraños. Asma y alergias son los síntomas más comunes de una falla en este sistema. No obstante, el problema se puede tornar aún más grave, ocasionando lupus y la enfermedad de Crohn. De manera reciente, según un estudio el cortisol puede potenciar las respuestas inmunitarias, así, podría encontrarse detrás de procesos inflamatorios sistémicos.
- Alteraciones en la tiroides: Un estudio novedoso reseñó que existe una relación positiva entre los niveles elevados de la hormona estimulante de la tiroides (TSH) y el cortisol en mujeres y hombres sanos. Los valores se mantienen aún dentro de los rangos normales, pero en personas susceptibles puede ser mayor. De igual modo, las personas con síndrome de Cushing desarrollan una alteración en el eje hipotálamo-hipófisis-tiroides. Esto deriva en una disfunción tiroidea, la cual se acentúa en los pacientes que están bajo tratamiento. Por lo tanto, los síntomas de hipotiroidismo podrían ser la fachada de un exceso de cortisol.
- Cambios en la producción de insulina: Un estudio que evaluaba la relación entre los niveles altos de cortisol y la secreción de insulina encontró que las personas con alteraciones en una hormona, las tienen también en la otra. El impacto parece leve, pero puede ser considerable en individuos con resistencia a la insulina o con antecedentes familiares de diabetes.
- Dolor de cabeza: Una reciente estudio ha establecido que las personas con migraña crónica tienen niveles más altos de cortisol. No se sabe muy bien si esto es una consecuencia de la migraña en sí misma o al revés. En todo caso, una elevación permanente de la hormona podría generar pequeños dolores de cabeza, como ocurre durante el estrés.
- Alteraciones del sueño: Insomnio o despertares nocturnos frecuentes. Un estudio apunta que la secreción diurna de cortisol ayuda a mantener el estado de vigilia, por lo que un aumento en su producción nocturna podría generar insomnio. En especial, puede desencadenarse con mayor potencia en personas de la tercera edad. De hecho, algunos expertos creen que el insomnio de las personas con diabetes se explica por esta vía, al menos en parte.
- Cambios en el estado de ánimo: Ansiedad, irritabilidad o depresión. La ansiedad es uno de los síntomas más comunes que suelen aparecer cuando alguien se ve sometido a altos niveles de estrés. De hecho, el cortisol se considera uno de los marcadores más importantes en los trastornos de ansiedad.
- Disminución de la masa y la fuerza muscular: A pesar de mantener una dieta equilibrada, existe el riesgo de que el cortisol en exceso lleve a un deterioro de los tejidos musculares. Su elevación se asocia con desgarros musculares y lesiones afines. Las concentraciones elevadas son un hallazgo en pacientes que también tienen pérdida de fuerza de agarre, sobre todo entre adultos mayores.
- Problemas dermatológicos: La piel también se ve afectada por la hipercortisolemia. Por ello, la persona puede presentar los siguientes síntomas cutáneos: Acné, hematomas o lesiones púrpuras en forma de estrías en los senos, el abdomen y los muslos. Además, una publicación científica indica que puede generase retraso en la cicatrización, así como alteración de la barrera cutánea y sequedad. También causa inflamación, adelgazamiento y envejecimiento prematuro de la piel.
- Aumento del vello en ciertas zonas: En las mujeres, el cortisol elevado se asocia con el hirsutismo o la aparición de vello en exceso en zonas donde no es común. Por ejemplo, la región de la barba. En algunas ocasiones, este es el síntoma inicial que lleva a la sospecha de un síndrome de Cushing.
Causas de este desequilibrio hormonal
El cortisol se conoce como la hormona del estrés. De hecho, en momentos de amenaza o presión, ya sea percibida o real, el cuerpo libera hormonas relacionadas con la respuesta de "lucha o huida", tales como la noradrenalina o la acetilcolina. Esto se traduce en un aumento de la acción cardiaca, inhibición de la actividad estomacal, constricción de vasos sanguíneos, dilatación de las pupilas, y mucho más. El cortisol también se libera y limita las funciones que serían no esenciales o perjudiciales en una situación de lucha o huida.
Esta respuesta al estrés es normal y adaptativa. De todas formas, si el proceso se mantiene una vez la amenaza ha pasado, se puede crear una sobreexposición al estrés y otras hormonas que desencadena ansiedad crónica, depresión, trastornos digestivos, dolor de cabeza, dolor muscular, problemas de sueño, aumento de peso y mucho más. Por todas estas razones, el cortisol elevado a lo largo del tiempo se ha vinculado con el estrés crónico. Más allá del estrés y la ansiedad, existen otras causas médicas que pueden causar una elevación de los niveles de cortisol en sangre, las más habituales son:
- Síndrome de Cushing: Este cuadro clínico ocurre cuando la corteza suprarrenal se vuelve hiperfuncionante y aumenta la producción de cortisol hasta niveles anormales. Está asociado a otros elementos del listado y puede tener múltiples causas.
- Trastornos de la glándula pituitaria: Hiperpituarismo, adenomas benignos en la pituitaria, cáncer de la glándula pituitaria.
- Tumores en las glándulas adrenales: Casi siempre son benignos y pueden presentarse hasta en 1 de cada 10 personas. También pueden resultar cancerígenos, pero esto es mucho más raro.
- Efecto secundario al consumo de medicamentos: Como prednisona, cortisona y metilprednisolona.
¿Cuándo deben preocupar los niveles de cortisol?
Lo primero que hay que aclarar es que los niveles de cortisol varían a lo largo del día, de hecho, su concentración en la sangre aumenta temprano en la mañana, y alcanza su nivel máximo alrededor de las 8 a. m. Se mantiene en mayor o menor medida estable en el transcurso del día, para luego disminuir de forma ligera por la noche y durante las primeras fases del sueño.
Pero, como se ha comentado anteriormente, esta hormona está relacionada con el estrés, por ello, su liberación continúa muchas horas después de atravesar situaciones estresantes. Se distribuye a fluidos como la saliva, el líquido cefalorraquídeo, el sudor, el cabello y la orina. Su alta concentración en la sangre se llama hipercortisolemia. La exposición excesiva de los tejidos a esto recibe el nombre de hipercortisolismo. Si el hipercortisolismo se mantiene, puede dar lugar al síndrome de Cushing.