
Los políticos de izquierda han hecho creer a la opinión pública que el mercado son empresarios egocéntricos y, los de derecha, que los ricos son héroes que deben ser beneficiados. Así, ambos justifican que los gobiernos intervengan, con lo que ellos hacen grandes negocios, muchas veces corrupción de por medio.
Muchos millonarios apoyan estas ideas, ya que utilizan al gobierno para armar negocios privilegiados, como cuando piden controles aduaneros para impedir la competencia exterior y lograr enormes ganancias, empobreciendo a las personas comunes que tienen que pagar más caro los productos de estos empresarios que no compiten.
Demás está decir que el mercado es todo lo contrario: son las personas comunes que se relacionan voluntariamente en pos del beneficio de todos. Así, los héroes reales, no son los políticos que solo parasitan, sino los individuos, que son quienes producen, y sobre todo los más pobres -los más castigados por la intervención estatal- que, en muchos casos, tienen que trabajar de manera inhumana para sobrevivir.
