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Rosa Belmonte

Lo fácil no es tan fácil

La idea de que puedes ser lo que quieras es una falacia. Luego vienen las decepciones.

La idea de que puedes ser lo que quieras es una falacia. Luego vienen las decepciones.
Barbie | Cordon Press

Una de las ideas más peligrosas enseñadas a los niños (y a las niñas) es que pueden ser lo que quieran. Luego vienen las decepciones. "Al crear a Barbie, mi filosofía fue que, a través de la muñeca, las niñas pudieran llegar a ser todo lo que quisieran. Barbie siempre ha representado a una mujer que elige por sí misma", decía Ruth Handler, su creadora. Tócate un pie. A lo mejor no puedes ni tener barbies. Es mucho mejor el padre de Superlópez, cuando le dice al niño con bigote que en España ser superhéroe es un marrón, que aquí no hay que destacar, que te machacan. Que mejor la medianía.

La idea de que puedes ser lo que quieras es una falacia. A Candela Peña le preguntó una vez Luz Sánchez-Mellado si su hijo iba a un colegio público y dijo que no: "Con esta profesión es lo único que le voy a poder dejar: un cole donde haga contactos. Su madre no trabajará, pero él conocerá gente". En los trabajos, las empresas eligen a los candidatos en los que se ha invertido. No las empresas, sus padres. Y desde luego que las relaciones también cuentan.

Pero como la meritocracia está por debajo de la mediocridadcracia (ya sé que es un palabro), la sensación es un poco esa aunque sea por comparación. Ves a Adriana Lastra y te dices que tú también podrías hacer eso que hace ella, sea lo que sea. Bueno, podrías ser portavoz de un partido, porque para hacer y decir las cosas que dice esa señora hay que tener mucho cuajo. Y lo mismo digo de Carmen Calvo, de Isabel Díaz Ayuso o de Rocío Monasterio. Lo meritorio de estas señoras es que se creyeron la filosofía de Barbie. Aunque no sepan ni que esa filosofía de medio pelo existe. O las educó el padre de Superlópez. Vuelve a pasar al observar a estos especímenes políticos lo que pasó en los años 60 con El Cordobés y, más recientemente, con Belén Esteban. En los 60, y sí, se ponía delante de un toro, muchos miraban al torero que hacía el salto de la rana pensando que eso lo podrían hacer ellos. Y con Belén Esteban pasó algo parecido. Muchos pensaban que lo que ella hacía en la televisión lo podría hacer cualquiera. Sí, prueba, a ver qué te sale. Porque lo fácil no es siempre tan fácil. Yo no creo que sea fácil ser Adriana Lastra. Ni Alexandria Ocasio-Cortez. Ni Isabel Rábago.

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