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Guillermo Fariñas (II): el precio de la disidencia

Persecución, secuestros, encarcelamientos y torturas, así podríamos resumir -sin llegar a hacer justicia- el calvario que asume un opositor en Cuba.

Persecución, secuestros, encarcelamientos y torturas, así podríamos resumir -sin llegar a hacer justicia- el calvario que asume un opositor en Cuba.

Guillermo Fariñas ha perdido la cuenta, pero su "mamá" no... 492 detenciones, 14 años de prisión repartidos en 3 encarcelamientos y 26 huelgas de hambre, lleva Coco -como nos ha pedido que le llamemos durante la entrevista- a las espaldas. Más difíciles de contabilizar son las heridas del alma. Esas que dejan los golpes de la dictadura, cada vez que ahoga los derechos y libertades de los cubanos.

La disidencia ya da por descontada la persecución, el atosigamiento, los insultos, las golpizas (palizas) e incluso las torturas. Capítulos de auténtico terror que se han escrito con la sangre de Coco, entre otros muchos. Él habla de ello con tanta naturalidad que asusta. No escatima en detalles, se ha de saber. El régimen comunista, que somete a su pueblo desde hace 63 años, es cruel y sanguinario.

Él, criado en los valores del castrismo y en el amor a la revolución, no lo creyó hasta que lo vio con sus propios ojos. Y ahora siente el deber moral de descubrirlo al mundo y hacer todo lo posible por dejar una Cuba libre de dictaduras a las generaciones venideras. No tiene miedo a la muerte. "Me entrenaron para eso", exclama, "tropas especiales rusas, vietnamitas, coreanas... Te torturaban en vivo, para ver si lo aguantabas".

Dudas sobre el socialismo

En 1980, cuando Coco tenía18 años y estaba terminando sus estudios preuniversitarios en "Los Carmelitos", ocurre algo que le pone sobre la pista de que las cosas pueden no ser como asegura el régimen comunista. "Me ponen a llenar guaguas, o sea ómnibus, con personas que se iban por el Mariel (puerto), a la Embajada de Perú. Un éxodo masivo, de 125.000 cubanos... A mí me asombró que se quisiera ir tanta gente", reconoce a LD.

Ahí le surge "la primera duda que yo tuve en realidad con respecto al socialismo". Aunque el miedo le paralizaba y había hecho una promesa a su familia que le impedía dar pasos que pudieran ser interpretados como una afrenta al Ejecutivo cubano, que él no reconoce y prefiere llamar "junta militar".

"Mis padres y mis tíos se habían dedicado a cumplir misiones en varios países de África", explica, habían entregado "toda la vida a la revolución". En consecuencia, no había ningún Fariñas con carrera universitaria. Le pidieron a él que acabara la suya y "ya después me fuera de frente contra el Gobierno". Así lo hizo.

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Primera sesión de torturas

La primera vez que temió por su vida fue durante su primer encarcelamiento. "Yo denuncié a la directora de un hospital que robaba las donaciones que mandaba la Unión Europea en pleno período especial (la peor crisis económica de la historia de Cuba)", explica Fariñas. "Me metieron 11 meses en la prisión de Valle Grande".

Pero, desde dentro, Coco "seguía sacando las denuncias y ellos se cansaron... Me hicieron una sesión de torturas". La pretensión de los guardias, mientras le golpeaban e insultaban, era que gritara "Viva Fidel". Como no lo conseguían, continuaban con los castigos físicos, que el disidente relata con una frialdad espeluznante.

"Me desmayaba, me tiraban agua, y volvían a empezar", señala. Así, durante horas. "Ellos, en su impotencia de que no habían logrado que gritara eso", comenzaron con la peor parte. Imposible de escuchar sin consternarse. La escena es tan horrorosa que sólo él tiene derecho a describirla. Cuando iba en la ambulancia pensó: "Hasta aquí".

El resto de la historia, contada por su protagonista, en el video de la entrevista.

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