
La primera ministra de Dinamarca, Mette Frederiksen, ha calificado de "ataque grave" el incidente con drones que obligó a cerrar durante cuatro horas el aeropuerto de Copenhague y afectó también al de Oslo (Noruega). Ha dicho que no se descarta ninguna hipótesis sobre la autoría y lo ha vinculado con la creciente oleada de violaciones del espacio aéreo y ciberataques contra aeropuertos europeos.
La policía de Copenhague ha explicado que el ataque no parece obra de simples aficionados, sino de un actor "capacitado" que dispone de medios técnicos suficientes para interferir en un espacio altamente controlado. Los agentes han subrayado que no hay pruebas concluyentes todavía sobre quién está detrás del incidente, pero han reconocido que el suceso encaja con un patrón reciente de "acciones híbridas".
El impacto en el tráfico aéreo fue significativo. El aeropuerto de Kastrup, el principal de Dinamarca, permaneció cerrado entre las 20:30 y las 0:30 hora local, lo que obligó a cancelar más de un centenar de vuelos y a desviar una treintena a aeródromos alternativos. En Oslo (Noruega), el aeropuerto de Gardermoen suspendió operaciones entre las 0:30 y las 3:30 de la madrugada, con interrupciones que afectaron a miles de pasajeros. Las autoridades noruegas, no obstante, han evitado por ahora atribuir responsabilidades.
La Comisión Europea ha reaccionado señalando que "todo apunta a Rusia". La portavoz comunitaria de Exteriores, Anitta Hipper, ha recordado que en las últimas semanas se han producido violaciones del espacio aéreo de Polonia, Rumanía y Estonia, lo que dibuja un "patrón claro" de acciones deliberadas. Ha recordado que Moscú no solo ha cometido incursiones accidentales, sino también violaciones intencionadas del espacio aéreo europeo.
La Unión Europea ha trasladado su solidaridad tanto a Dinamarca como a Noruega, destacando la rapidez con la que reaccionaron las autoridades locales. Al mismo tiempo, ha insistido en que episodios de este tipo refuerzan la necesidad de levantar un "muro anti-drones" en los Estados miembros más expuestos. El portavoz comunitario Thomas Regnier ha subrayado que se trata de un ejemplo más de la importancia de invertir en defensa común.
El comisario europeo de Defensa, Andrius Kubilius, ha convocado a los países más vulnerables de la región, como Estonia, Letonia, Lituania, Polonia, Rumanía y Bulgaria, para avanzar en medidas conjuntas. Dinamarca se ha sumado ahora a esa lista tras los últimos incidentes. Bruselas también ha recordado que la UE trabaja en un nuevo paquete de sanciones contra Moscú, el número diecinueve desde la invasión a gran escala de Ucrania.
El Kremlin ha reaccionado de inmediato negando cualquier implicación. El portavoz Dimitri Peskov ha rechazado de plano los señalamientos de Bruselas y ha acusado a los gobiernos occidentales de mantener un "flujo constante de acusaciones infundadas" contra Rusia. Según Peskov, este tipo de declaraciones ya no tienen ningún valor porque carecen de pruebas. "Un país serio no debería repetir acusaciones sin fundamento una y otra vez", ha dicho.
Peskov también ha lamentado que, pese a que la investigación sigue abierta en Dinamarca y Noruega, la UE se apresure a atribuir responsabilidades sin pruebas definitivas. Ha recordado que incluso las autoridades danesas han pedido cautela y no han querido señalar directamente a Rusia. El Kremlin enmarca estas denuncias en lo que considera una campaña occidental de propaganda destinada a desacreditar a Moscú en medio del conflicto con Ucrania.
