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El escándalo de los goles fantasma vuelve a salpicar a Inglaterra

Inglaterra eliminó a Ucrania de su Eurocopa, pero los anfitriones se quejan de un gol fantasma de Devic.

Inglaterra eliminó a Ucrania de su Eurocopa, pero los anfitriones se quejan de un gol fantasma de Devic.

En el minuto 60 del partido entre Inglaterra y Ucrania, el delantero local Devic se plantaba solo ante Hart. El ucraniano levantó el balón por encima del portero, pero John Terry lo sacó prácticamente en la línea. Ni el juez de área, ni el de línea ni el árbitro principal, Viktor Kassai, dieron validez al tanto.

Las imágenes dejan claro que el balón entra en su totalidad. El gol era válido. Eso sí, la jugada puede venir precedida de un fuera de juego del propio Devic en el arranque de la acción. Por una vez en una competición internacional, la anfitriona se ve perjudicada por un error arbitral.

De haber subido al marcador, Ucrania hubiera tenido 30 minutos por delante para lograr el gol que le diera la clasificación para los cuartos de final. El propio seleccionador ucraniano, Oleg Blokhin, se quejó amargamente al cuarto árbitro de la acción, ya que sabía que era crucial para las opciones de su equipo.

¿Es necesaria la tecnología?

El fallo de los árbitros húngaros en el partido ha vuelto a reabrir el debate de la tecnología en el fútbol. La UEFA ha incorporado en esta Eurocopa la figura de los jueces de área.

Dichos árbitros están situados en la zona de castigo para ver los goles fantasma y los posibles penaltis. Sin embargo, tal y como ha quedado demostrado en la Champions y en la Europa League, estas figuras son un estorbo más que una ayuda. Generalmente no se mojan en las jugadas polémicas y acaban siendo una rémora para el árbitro.

En su lugar, hay quien aboga por utilizar la tecnología en el fútbol, sobre todo en los casos de los goles fantasma, para evitar jugadas como la que marcó el choque del Inglaterra-Ucrania.

Otro gol fantasma en la historia de los pross

La selección de los Tres Leones está abonada a los goles fantasma. Su único Mundial, en 1966, siempre quedará marcado por "el gol que nunca llegó a entrar" de Geoffrey Hurst. Inglaterra, beneficiada en su torneo por las decisiones arbitrales, se impuso en la final por 3-2 a Alemania Federal.

La historia le devolvió la jugada a Inglaterra 44 años después. En el Mundial de Sudáfrica del 2010 el árbitro uruguayo Jorge Larrionda no dio validez a un disparo de Frank Lampard, que, tras tocar el larguero, superó la línea de gol alemana. El tanto de Lampard hubiera supuesto el 2-2 justo antes del descanso. Los alemanes acabaron imponiéndose por 4-1.

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