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Margallo pide un “alto el fuego verbal” con Cataluña

"Es arriesgado aún es no hacer un "relato alternativo al que está construyendo desde hace mucho tiempo la Generalitat".

El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, ha subrayado este jueves que la única comparación que él ha establecido entre el referéndum de Crimea y el que planea la Generalidad es que ambos son contrarios a la Constitución de sus respectivos países, y ha recordado que fue la Generalidad de Cataluña quien aludió a Ucrania en un informe que envió a las embajadas.

Así, ha explicado que esa sería la similitud con una hipotética consulta catalana, y "lo importante desde el punto de vista de la legalidad internacional". Eso sí, ha añadido que "todo lo demás es diferente", porque Crimea "era rusa hasta antes de ayer" --fue regalada por la URSS a Ucrania en 1954-- y en Sebastopol hay una base rusa con contrato hasta 2042 y posibilidad de tener allí 25.000 hombres. En cambio, Cataluña es parte de España desde hace 500 años y "nunca ha estado separada de España".

Además, ha asegurado que él siempre actúa con "lealtad absoluta" al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y que no ha recibido de él ninguna "indicación contraria" a sus posiciones. Así, preguntado si sus palabras sobre Crimea y Cataluña han despertado malestar en el Ejecutivo, ha respondido que éste es "muy amplio", que hay quienes son más y menos "amigos" y, tirando de ironía con palabras de Konrad Adenauer, que hay "enemigos, enemigos a muerte y compañeros de partido".

Margallo asume que es blanco de críticas porque "opinar sobre Cataluña siempre es una operación de alto riesgo", pero cree que más arriesgado aún es no hacer un "relato alternativo al que está construyendo desde hace mucho tiempo la Generalitat".

A su modo de ver, la clave es "la viabilidad jurídica y económica de una Cataluña independiente", y eso pasa por el reconocimiento internacional, un ámbito que entra en las competencias de su ministerio. Y ha añadido que cuando uno toma una opción política debe tener claras sus consecuencias.

A su juicio, lo que hace falta ahora es "un alto el fuego verbal", rebajar el "clima emocional" y "sustituir el mito por la razón". De entrada, ha incidido en que "no son reales" los argumentos del tipo "España nos roba, España no nos quiere o en España nos va mal" de los independentistas.

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