El programa para dotar al Ejército de Tierra de un blindado moderno que pueda ser la base de sus unidades en el futuro se está convirtiendo en una auténtica pesadilla. El 8x8 fue elegido hace casi una década para sustituir a los veteranos BMR que todavía siguen en activo y cuya necesidad de sustitución es apremiante. Pero el programa no para de encontrarse con obstáculos. Primero, por cuestiones económicas. Ahora, por cuestiones técnicas.
La Dirección General de Armamento y Material (DGAM) del Ministerio de Defensa decidió dejar desierto el contrato de compra de 348 unidades a principios de semana, tras considerar que Santa Bárbara Sistemas, la empresa nacional perteneciente a la multinacional estadounidense General Dynamics, no cumplía con los pliegos del contrato, pese a que el mismo fue otorgado a dedo a esa empresa en un contrato negociado sin publicidad por cuestiones de "seguridad nacional".
Es más, el encargo de estos primeros 348 blindados se hizo incluso antes de que el propio Ejército de Tierra pudiese inspeccionar los cinco demostradores -cinco unidades del 8x8 en cinco versiones diferentes- para saber si cumplía exactamente con sus necesidades. Estos demostradores debían haber sido entregados inicialmente en julio de 2018, aunque acumulan bastante retraso y la previsión ahora es que lo sean en mayo de 2020.
El enfado en el seno de Defensa con Santa Bárbara Sistemas es enorme. "Nosotros sentimos profundamente que una empresa como Santa Bárbara, a última hora, haya dado marcha atrás y no haya cumplido el contrato. La prioridad del Gobierno es apostar por unas Fuerzas Armadas bien preparadas y modernas, y el programa 8x8 es esencial para España y el Ejército de Tierra", ha dicho este jueves la ministra de Defensa, Margarita Robles, utilizando términos bastante contenidos.
"El contrato ha quedado desierto. Vamos a abrirlo a licitación pública y, desde luego, le vamos a dar la máxima prioridad a este programa. Es un programa que no cae en el olvido. El año que viene le vamos a dar más impulso y más fuerza todavía. Hay un compromiso firme por parte del Gobierno de que tengamos un programa de 8x8, de que el Ejército de Tierra cuente con unos medios seguros. Va a ser bueno para el Ejército de Tierra, la industria española y los puestos de trabajo", ha añadido.
El hecho de que el Gobierno abra el concurso del 8x8 a licitación pública significa que ahora serán varias las empresas que puedan optar a un contrato que había sido dado a dedo inicialmente a Santa Bárbara Sistemas, aunque la ministra ha dejado claro con sus declaraciones que una condición del todo indispensable para ganar el contrato es que tiene que beneficiar por encima de todo a la industria de Defensa nacional y generar empleos de calidad en nuestro país.
Es por ello que parece sumamente complicado que el contrato final -este primer contrato es de casi 350 unidades, pero el objetivo del Ejército de Tierra es comprar casi un millar de 8x8- no recaiga en Santa Bárbara Sistemas, teniendo en cuenta que garantizaría una carga de trabajo de casi una década en algunas de las plantas de esta empresa en nuestro país que, como la de Trubia (Asturias), tendrían un difícil futuro y podrían estar abocadas al cierre si se pierde el contrato.
También es cierto que el hecho de ir a licitación pública permitiría a Defensa repensar el programa, optar quizá a la compra de menos unidades, de menos variantes de los vehículos, o de tecnología menos ambiciosa que de menos problemas a la hora de armar el blindado. También podría permitir algunos cambios en la configuración, utilizando sistemas que de última tecnología que ahora podrían aportar empresas nacionales que no tenían esa capacidad cuando se inició el programa.