El independentismo acusa la fractura interna. La salida de Junts per Catalunya (JxCat) del gobierno de la Generalidad ha dado paso a un ejecutivo en el que están presentes un exsocialista (Joaquim Nadal), un exconvergente (Carles Campuzano) y una expodemita (Gemma Ubasart), todos ellos partidarios del "derecho a decidir" pero sin el perfil separatista idóneo para los guardianes de las esencias. La abrupta ruptura entre ERC y JxCat ha sido interpretada en términos generales como el fin del proceso independentista cinco años después del golpe de Estado.
Otros personajes de la política catalana como el expresidente de la Generalidad Artur Mas o el exdiputado de la CUP David Fernández consideran que el proceso no está muerto, pero sí que ha entrado en una especie de hibernación. La desmoralización es acusada en los medios afectos al nacionalismo mientras Oriol Junqueras y su segundo y presidente de la Generalidad, Pere Aragonès, tratan de mantener la llama independentista con amenazas al Gobierno de Pedro Sánchez en relación a los Presupuestos Generales del Estado. Pero mantienen la negociación abierta en relación a lo que han dado en llamar "desjudicialización", una amnistía encubierta para evitar que quienes aún deben ser juzgados en el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) por el referéndum ilegal del 1-O sean condenados a penas de prisión.
Crisis en la ANC
En medio de ese contexto, la Assemblea Nacional Catalana (ANC) parecía emerger como un ariete contra el "autonomismo" de ERC y el gobierno de la Generalidad. El éxito relativo de la manifestación del 11 de septiembre vino acompañado de un serio pinchazo en la concentración para celebrar el quinto aniversario del referéndum del 1 de octubre. Las bases están hartas y desmoralizadas y la ANC es incapaz de movilizar los recursos del pasado y ya no cuenta con el apoyo decidido de la Generalidad. Tampoco JxCat, con poco más de seis mil afiliados, está como para inyectar medios en el antaño todopoderoso brazo "cívico" de los partidos separatistas.
Prueba de la crisis en la ANC es que ha pasado de debatir y planear acampadas permanentes o la toma del Parlament a convocar una manifestación de dos días en la plaza de Cataluña de Barcelona para denunciar la supuesta "causa general" contra el independentismo y la también supuesta represión del Estado. La gran atracción será la presencia de Lluís Llach, en principio para una charla, aunque no se descarta que actúe en la carpa que pretende instalar la ANC en dicha plaza. También está previsto el pase de vídeos propagandísticos en una pantalla gigante.
Según la ANC, la convocatoria será un éxito porque más de 1.500 personas han firmado el manifiesto de adhesión. La exabogada de la Generalidad Dolors Feliu preside la organización en la actualidad. Pero de aquí un año será sustituida por Jordi Pesarrodona, un exconcejal de ERC en Sant Joan de Vilatorrada (Barcelona) que se pasó a la facción de Puigdemont para tratar de obtener un escaño en el Parlament, pero sin éxito. Es conocido como "el payaso del proceso" porque se retrató junto a un guardia civil que protegía un registro durante el golpe de Estado con una nariz de payaso