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La prensa de un vistazo

Rugido transversal contra un Sánchez fuera de sí

La manifestación contra Sánchez fue un éxito, sin paliativos, indiscutible, sorprendió. A algunos les ha escocido pero bien.

La manifestación contra Sánchez fue un éxito, sin paliativos, indiscutible, sorprendió. A algunos les ha escocido pero bien.

El Mundo

"Un gran clamor reivindica la Constitución y pide a Sánchez que se vaya". "La manifestación del sábado superó todas las previsiones de convocatoria y este hecho es elocuente de la existencia de una fuerte emoción ciudadana de rechazo a la desvertebración del Estado auspiciada por Pedro Sánchez. Lo que se vivió en Madrid es la reivindicación serena del proyecto sugestivo de vida en común que encarna la Constitución del 78, y decenas de miles de personas, en representación del sentimiento de muchos millones, reclamaron su defensa con convicción y firmeza, sin miedo a las etiquetas", dice Joaquín Manso.

Sánchez pudo haberse puesto de perfil, presidencial, limitarse a decir que todo el mundo tiene derecho a manifestarse, en fin, cualquier cosa de esas que no dicen nada, pero no. Su sectarismo y su desprecio hacia los que no le rinden pleitesía es tal que escupió en la cara de los manifestantes y les insultó. "La España excluyente y uniforme", dijo el zafio de Moncloa. La manifestación solo te excluía a ti y a toda la gentuza de tu calaña que te rodea.

"Pues no: quien se manifestó ayer fue la auténtica moderación, que es una forma de hacer y de decir, pero también un fondo cuya medida no puede hacerse depender del mismo Gobierno que pone el Estado en manos de antisistema". Hoy estarán a acojonados. Si eso pasa en Madrid, habrá que sumarle los descontentos del resto de España. A Sánchez seguro que le ha entrado algo de mieditis pese a su chulería y su arrogancia.

"La protesta expresa un hartazgo, pero es también una advertencia acerca de la deriva que puede producirse de mantenerse en el poder el bloque que forma el PSOE con Podemos, ERC y Bildu, y de sus consecuencias para la igualdad entre los españoles". No puede mantenerse. Nuestro deber como ciudadanos es votar contra Pedro Sánchez.

El País

El periódico del régimen elude el tema y se va por los cerros de Úbeda del aborto, intentando estirar el chicle hasta donde les dé. Les ha debido escocer el exitazo de la mani. "El aborto, de nuevo en el centro de debate político". Eso fue la semana pasada, una eternidad.

"Una multitud se manifiesta contra el Gobierno de Sánchez", dicen en una columnita minúscula. Natalia Junquera y Miguel González estuvieron en la manifestación y lo único que vieron fue que "tanto en las pancartas como en los cánticos se mezclaban los temas: de ETA - ‘Que vote Txapote’-; a los antivacunas —’Ictus, infertilidad trombos y muertes’—; De la modificación del Código Penal para derogar el delito de sedición y modificar el de malversación a la pluralidad lingüística —’Hable español’ rezaban varios letreros—. Una de las pancartas más celebradas fue la que reclamaba el regreso de la mili obligatoria. La sujetaban ‘Las nuevas generaciones están carentes de valores y eso se conseguía con la mili, explicaba sosteniendo el palo izquierdo, Maripaz. ‘Pero para machos y hembras, para todos. Quizá no tanto tiempo como antes, pero hay que recuperarla’". Sí, fue lo más comentado, no se hablaba de otra cosa, de recuperar la mili, de hecho era uno de los puntos del manifiesto. Hay periodistas que han perdido el sentido del ridículo.

"En la protesta había varias banderas preconstitucionales", dicen. Y yo pregunto, ¿dónde está la foto de esa bandera? ¿Por qué no abre el periódico esa bandera que solo vio El País? La izquierda ha enloquecido de tal manera que ve fantasmas por todos lados. A veces ven muertos, sobre todo a Franco. Ya les gustaría.

Carlos Cué dice que "Sánchez se mete en todas las batallas" y tiene razón. El escupitajo de ayer contra unos manifestantes sobraba. Dejó meridianamente claro que no es el presidente de todos los españoles. "La Moncloa ve en la protesta en Madrid otra foto de Colón que moviliza a la izquierda". Pues Moncloa que visite al oftalmólogo. No hubo ninguna foto de Colón, y aunque la hubiera habido tampoco pasaría nada, lo que hubo fue una multitud de ciudadanos protestando contra las políticas de Sánchez. Si creen que esa tonadilla va a dar resultado después de lo que ha hecho este embustero traidor, lo llevan claro.

"El mejor resultado político de Pedro Sánchez, la victoria de abril de 2019, la primera del PSOE en 11 años, empezó con una gran movilización de la derecha en las calles de Madrid, la llamada foto de Colón. Fue un domingo, 10 de febrero de 2019. El lema, "por una España unida, elecciones ya", similar al de este sábado: "Por España, la democracia y la Constitución"". ¿Dónde ves el parecido, Carlos? Ah, sí, en el "Por España". Una cosilla, Carlos, cuando la manifestación de 2019, Sánchez aún no había perpetrado todas las barbaridades que ha hecho ahora, ni siquiera había engañado a los electores diciendo que no dormiría con Podemos, que no pactaría con Bildu y que no gobernaría con ERC, o mejor dicho, que no dejaría que ERC gobernara España. Dijo que no eliminaría la sedición, no mencionó que iba a poner en la calle a los violadores ni que iba a cargarse el delito de malversación para que los golpistas y Griñán eludieran la prisión. Por enumerar algunas cosillas que en 2019 todavía no habían pasado.

"El Gobierno está convencido de que Feijóo se va a pasar todo el año enredado en su relación con Vox, como se ha visto con la polémica antiabortista de Castilla y León. Las municipales no harán sino aumentar ese conflicto, creen en el Ejecutivo, porque el PP tendrá que compartir con Vox mucho poder. ‘Con la manifestación gana Vox. Y Feijóo no va, pero tampoco rompe. Más radicalidad y más claridad para el Gobierno’, resumen en la Moncloa". El que no se consuela es porque no quiere.

Eso sí, no están tan cegatos para no haberse percatado de que la gente está hasta el gorro de Sánchez, pero son tan sectarios que no pueden hacer una lectura correcta. "La marcha también muestra la enorme movilización de la derecha y el antisanchismo, que se ha convertido en un movimiento político muy relevante. ‘Está claro que la derecha está mucho más movilizada que la izquierda. Pero eso nos da mucho más margen para crecer’, resume una ministra". Si ella lo dice... En Cibeles había gente de todas las ideologías, señora, eso sí, les unía el antisanchismo.

"Es un esquema clásico en la política española: la derecha sale mucho a la calle". ¿Mande? ¿Que la derecha sale mucho a la calle? Pero si es la izquierda la que ha movilizado siempre la calle, la que ha asaltado instituciones, la que ha rodeados sedes del PP, la que ha inventado las mareas. Está claro que la manifestación de ayer se les ha indigestado.

"Corre siempre el riesgo de pasarse de frenada y movilizar a la izquierda. La gran pregunta es cuánta fuerza tiene el partido antisanchista". Pues mucha, ya se lo digo yo. Es transversal, le odia todo el mundo, genera repulsión, la gente apaga la tele cuando aparece su cara de cemento armado. Pregunta, Cué, pregunta por ahí. "Sánchez, lejos de esconderse, asume el reto" y les escupe a la cara. Aunque se escondiera, todos sabemos que está ahí, por desgracia.

Vende el periodista de cabecera de Sánchez su "agenda internacional", de la que todo el mundo está pendiente en España. De hecho, el otro día mi vecina me contó con pelos y señales la reunión de Sánchez con "el todopoderoso Larry Fink, de BlackRock". Que qué guapo se le veía con la "cúpula del Ibex 35", ahora que han dejado de ser poderes ocultos que conspiran contra él mientras fuman puros en cenáculos de Madrid.

"De regreso a Madrid, el miércoles, nada más aterrizar, el equipo de Sánchez preparó un encuentro con jubilados de Coslada con los que jugó a la petanca, de nuevo con vídeos aparentemente caseros pero en realidad muy preparados para mostrar más cercanía". ¿Cercanía, Sánchez? Pero si es un témpano de hielo, el tío con menos empatía del mundo. Seguro que tuvo que sobornar a los jubilados para que jugaran a la petanca con él.

Cué sigue y sigue desgranando las maravillas de Sánchez en un artículo larguísimo y aburridísimo para decirnos, en resumen, que Sánchez es cojonudo y como Sánchez no hay ninguno. Por eso miles y miles de personas se reunieron ayer en Cibeles para aclamarle.

Y algunas mentiras más en el periódico de Sánchez, que está rabioso por el éxito de la manifestación. En una paja mental que se hace Miguel González, llega a afirmar que "en el haber de Vox está el éxito de la concentración de Cibeles. Aunque el partido no la convocaba directamente, sí lo hacían su sindicato (Solidaridad) y su fundación (Disenso)". Falso. La convocó el Foro España Cívica y Fundación Foro Libertad y Alternativa, Vox solo la apoyó. Que los cientos de miles de personas que había en la manifestación eran todos unos fachas voxeros solo cuela en la izquierda y en los medios al servicio de Sánchez. Y refleja su inquietud. Ajo y agua.

ABC

"El constitucionalismo toma la calle contra Sánchez". Dice el editorial que "la manifestación de este sábado en Madrid debe ser interpretada como una seria señal de aviso al Gobierno sobre la deriva de su gestión, condicionada por partidos que no ocultan sus planteamientos antisistema, reforzados a partir de la creciente fragilidad institucional". Y responde a los insultos de Sánchez contra los manifestantes: "Esta concentración no puede compararse –como de forma interesada hizo Sánchez– con las revueltas separatistas. Tampoco se citaron en Madrid quienes quieren una España "uniforme y excluyente". Son muchos los votantes socialistas que censuran una forma de gobernar que precisamente excluye a los demócratas".

En opinión de Ignacio Camacho, Sánchez menospreció a los manifestantes "al compararla con la de los jubilados 'indepes' y calificarla de excluyente, pero no ofende quien quiere sino quien puede. Y cualquier imagen de la marcha testifica que allí había 'grosso modo' bastante más de cien mil asistentes". "Un río humano al que la arrogancia sanchista saludó con el habitual despliegue de displicencias y desdenes". Y luego no entiende que le odien. Si es que no pasa un día en que no manifieste su desprecio por los españoles que no le lamen los zapatos.

Pero no hay que dormirse en los laureles por el éxito de la manifestación. "Para desalojar a Sánchez se necesita algo más que el voto de los convencidos: tienen que sumarse también los desengañados, los indecisos, los reticentes, los oscilantes, los tibios". "Porque son los que guardan entre sus manos la llave del vuelco". Sí, hay mucho miramelindre por ahí.

Cristina Casabón dice que en Cibeles había "gente de derechas, de izquierdas y de centro. Solo hacía falta un revulsivo poderoso para unirlos: echar a Pedro Sánchez del Gobierno. El rugido ya es transversal". "Nadie lo dice, ni siquiera en los editoriales más atrevidos, pero Sánchez no va a ganar las elecciones". Bueno, es que hay que ser cauto. Ya nos gustaría a muchos, a cientos de miles, por lo visto ayer, pero la ley electoral es la que es.

La Razón

"Clamor contra Sánchez: no todo vale". "Cometería un grave error el presidente del Ejecutivo, Pedro Sánchez, si, más allá de lo declarativo, no entendiera que existe un malestar profundo en una parte nada despreciable de la sociedad civil que está comenzando a aflorar y que no puede despacharse con fáciles referencias al fantasma de la ultraderecha", dice el editorial.

"Se nos dirá que varias decenas de miles de personas no significan nada frente a los resultados de las urnas y, por supuesto, es un argumento inobjetable, pero que no empece para que la concentración de Cibeles, un sábado de enero a mediodía, haya cumplido de sobra con el objetivo que se habían propuesto sus impulsores, que no era otro que se visualizara en las calles el desasosiego y el enfado que se viven en muchos hogares" con las políticas de Sánchez. Nadie ha dicho que una manifestación sea comparable al resultado de las urnas.

"Porque el temor, más o menos fundado, por la unidad de la Nación es un hecho trasversal que supera la dicotomía izquierda-derecha y que explica el trasvase de votantes socialistas hacia otras formaciones que detectan las encuestas". Tampoco a las encuestas se les puede dar la importancia que algunos les dan, porque tampoco son el resultado de las urnas. Pero vaya, disfrutemos un día de la que le cayó al déspota de Moncloa ayer en Cibeles. Y ahora, a decírselo en las urnas.

En España

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