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La prensa de un vistazo

Federico Jiménez Losantos advierte a Abascal de que puede acabar como Rivera

La cumbre Sánchez- Macron en Barcelona acabó como todo en Cataluña. En bronca.

La cumbre Sánchez- Macron en Barcelona acabó como todo en Cataluña. En bronca.
El presidente de Vox, Santiago Abascal, hace declaraciones en el Tribunal Constitucional este jueves. | EFE

El Mundo

"Ucrania exige tanques a España ante el silencio del Gobierno". "Sánchez equipara la protesta independentista de Barcelona con la convocada en Madrid contra sus cesiones a ERC". Sí, lo mismito. El editorial afea a Pedro Sánchez que consintiera ayer "que el presidente de la Generalitat utilizara en favor de la causa independentista la cumbre bilateral sobre autonomía energética entre España y Francia celebrada en Barcelona". "Pere Aragonès no solo abandonó la cumbre antes de que sonaran los himnos oficiales español y francés, sino que advirtió ante Emmanuel Macron que Cataluña aspira a ser un socio europeo como un Estado miembro más. Por su parte, el presidente Sánchez, en vez de afearle la burla, le agradeció su presencia en el encuentro". Ya están estos plastas dando la turra, pensaría Macron, pobres españoles, lo que tienen que aguantar día a día.

"La política de apaciguamiento practicada por el Gobierno alimenta el independentismo. Basta ver las amenazas de un nuevo referéndum de autodeterminación". "Lo más lacerante no es que el independentismo porfíe en sus planes, sino que el Gobierno de todos se empeñe en negar la realidad y dependa de la buena salud de estos aliados para mantenerse en el poder".

Federico Jiménez Losantos analiza la bronca entre PP y Vox. "El problema de fondo es el del liderazgo en la derecha. Por eso el PP quiere romper con Vox y a Vox no le importa romper con el PP, siempre que rompa el otro. En ambos se han impuesto dos minorías: la del PP partidaria de pactar con el PSOE y gobernar con su abstención; y la de Vox, partidaria de que el PP gobierne lo que le permita el PSOE hasta que lo derribe, se hunda y Vox aparezca como partido mayoritario en la derecha. Esas dos minorías no representan a la base del partido y, menos aún, a la mayoría de los votantes, que comparten, pero son las que mandan". Vox nunca será un partido mayoritario, que no confundan España con Italia y Francia. La izquierda en España es muy fuerte.

"Feijóo piensa que sólo puede gobernar él, y yerra. Abascal piensa que sin Vox, el PP no podrá gobernar y se hundirá como con Rajoy. Tal vez, con permiso de Ayuso. Yo sostengo que necesitamos a los dos partidos fuertes para echar a Sánchez y construir una alternativa, no una sucesión. Y creo que Abascal debería mirarse en el espejo de Rivera. En vez de aceptar un papel subalterno, Rivera, con 57 escaños, apostó por heredar la base del PP, y la base lo mató. Abascal, con 52 escaños, tampoco acepta ese papel, de ahí que en Madrid haya votado junto a comunistas y socialistas, contra de los Presupuestos de Ayuso y los de Almeida. Lo de Gallardo es sólo un chiste de Hazte Oír. Lo de Madrid, no". "Con su política de facción y antinacional PP y Vox desesperan a una base social que ha demostrado con UCD, CDS y, ahora, con Ciudadanos, que no perdona a los partidos inútiles contra la izquierda. Ni Rivera fue una excepción ni lo sería Abascal". Lo de Madrid lo pagarán caro.

El País

"Macron y Sánchez se alían ante un momento "crítico" para la UE". "El Gobierno y ERC mantienen intacta su relación tras el intento fallido de aguar la cumbre estrella de Sánchez". ¿Alguien había pensado lo contrario? Todo el mundo sabe que Sánchez y Junqueras están a partir un piñón. Son, junto con Otegi, los mejores amiguitos. Dice el editorial que la concentración "sirvió para visualizar las tensiones internas en la familia independentista a través de los abucheos proferidos contra el líder de ERC, Oriol Junqueras, acusado de traición por parte de algunos partidarios del expresident Carles Puigdemont". En el procés, ya todo es puro teatro.

"Vox intenta ganar en la calle la moción de censura con la que amaga en el Congreso", dice en relación a la manifestación de mañana. El periódico del régimen intenta engañar al lector, como siempre, porque esa manifestación no ha sido convocada por Vox. Tras mentir en el titular, Miquel González aclara en el texto que "el protagonismo no corresponde a los partidos políticos, sino a un conglomerado de asociaciones en las que se mezclan ultraconservadores católicos, nacionalistas españoles, liberales y algunos exdirigentes socialistas".

Y los sindicatos médicos, dirigidos por Mónica García, vuelven a la huelga tras cobrar las vacaciones y ahora se encierran de forma indefinida, más o menos hasta las elecciones. Como no podía ser de otra manera, El País les acompaña. "Una noche de encierro con los médicos en un centro vecinal de Madrid". "Un grupo de sanitarios pasa la primera noche en Manoteras en protesta por la falta de financiación en la atención primaria del Gobierno de la Comunidad de Madrid". En realidad es una huelga manejada por la de Más Madrid, médica y madre, contra Ayuso. Y mientras, los enfermos desatendidos por culpa de Mónica García. ¿La llamamos asesina?

ABC

"Sánchez no logra presentar ante Macron la Cataluña normalizada". ¿Cómo que no? Indepes contra indepes, indepes contra España, indepes contra Francia, indepes dando la murga. Lo normal, en Cataluña. Dice el editorial que "la causa independentista hoy sigue viva aunque acuse una notable división. La presencia de Oriol Junqueras generó un aluvión de abucheos entre los manifestantes. El líder de ERC fue increpado al grito de traidor lo que le forzó a abandonar la concentración. Este hecho evidencia la división existente entre las distintas corrientes secesionistas lo que cuestiona la unidad estratégica que, tradicionalmente, ha mantenido el separatismo. El independentismo catalán vuelve a dar síntomas de fractura al ser incapaz de controlar los arriesgados recursos emocionales que durante décadas ha tratado de alimentar. Sorprende que el que en otro tiempo fuera mártir de la causa independentista sea hoy repudiado en una concentración pública de esta naturaleza". De Cataluña ya no sorprende nada. Ni interesa.

Julián Quirós habla del CIS. Sí, también es cierto que se ha hablado mucho de Tezanos, pero es que en el último se ha superado a sí mismo.

"El CIS cuesta a los españoles casi trece millones de euros que sólo sirven para que Tezanos los use para la manipulación grosera, hundiendo el prestigio de un centro que en otro tiempo gozó de cierto predicamento". Ahora, "el CIS ahora es la vergüenza de la profesión", "el CIS, en fin, como arma de propaganda sanchista". Sin disimulo.

La Razón

"Desplante de Aragonés al himno ante Sánchez y con Macron de testigo". De verdad que no veo dónde está la noticia. Aragonès es un desplante en sí mismo.

Marhuenda le define a la perfección. "Aragonès es un personaje gris, tan fatuo y vanidoso como escaso de atributos para el ejercicio del gobierno. Lo normal es que estuviera entre los vociferantes independentistas que hicieron ayer el ridículo. Al menos, ha aprendido a medrar siguiendo los pasos de su abuelo franquista y su padre pujolista". Bien traído, Marhu.


Abel Hernández anima la manifestación de mañana. "La pelea por dominar la calle constituye uno de los aspectos más visibles de la lucha política. Normalmente ha sido la izquierda la que ha creído que la calle era suya. Puede que aún siga creyéndolo. La gran manifestación que se desarrollará mañana en Madrid, promovida por distintas organizaciones cívicas, confirma que la derecha se ha apoderado de la calle en este año electoral. Es la reacción de las clases medias ante lo que está pasando. Se trata de una magna protesta contra el Gobierno, su presidente y su política de pactos. Es una confirmación estruendosa de que Pedro Sánchez ha perdido la calle". Es arriesgado vender la piel del oso antes de cazarlo, pero aunque la mani no fuera tan magna como Abel cree, que Sánchez no tiene la calle es un hecho.

Tomás Gómez se toma lo de Gallardo como un pulso entre Feijóo y Vox. "Lo que ha intentado proyectar el Partido Popular es librarse de la carga que representa Vox, un pulso que ha librado Feijóo y que Abascal no ha aguantado". "Además, la dirección popular se ha afanado en contraponer su relación con Vox a la del PSOE con Podemos en un intento de mostrarse como partido menos prisionero de sus socios a la hora de tomar decisiones en los gobiernos de coalición". Y le ha salido bien la jugada a Feijóo.

"Pero el asunto se cierra en falso. Abascal buscará la manera de devolver la pedrada". Sí, los de Vox son muy de tirar pedradas hasta a los que mejor los tratan. Se han convertido en una secta a los que no se puede llevar la contraria ni discrepar en nada. Como Podemos.

En España