
Bildu es el director de orquesta separatista. Ha conseguido subir en las elecciones vascas, pero no adelantar al PNV. Y acaba de ver hundirse a ERC, su partido de referencia en Cataluña y hermano de listas en la UE por no acelerar lo suficiente las exigencias separatistas a Pedro Sánchez y no lograr el rédito necesario de su apoyo al PSOE. Y eso que en medio año de nuevo mandato de Sánchez ya está impulsada la ley de amnistía y en fase de negociación el referéndum separatista. Bildu considera que "no puede ser que gane el PSOE y pierda el independentismo" y cree que deben acelerar aún más todos los avances separatistas porque el PSOE no es un socio fiable ni para ellos. Es más: puede no ser un socio duradero.
El periódico oficial de Bildu es el Gara. Y su interpretación es nítida. "EL PSC gana claramente las elecciones catalanas aventajando en siete diputados a Junts, que se impone en un bloque independentista que pierde la mayoría. ERC sufre una fuerte caída". Traducido: gana Illa, se hunde ERC y gana un separatista que es de derechas.
El mensaje oficial va a más en esa línea. "Las elecciones al Parlamento catalán han marcado un punto de inflexión en la historia reciente de Cataluña, al perder el independentismo la mayoría absoluta", señala el Gara. Y es que ellos no consideran a Salvador Illa un socio fiable en su carrera rupturista.
Y la conclusión que sacan en Bildu es rotunda: puede no quedar demasiado tiempo de Sánchez y hay que acelerar en el plan de demolición constitucional. O, dicho de otro modo, las elecciones catalanas se pueden convertir en una pésima noticia para el mismo Pedro Sánchez que afirma que las ha ganado y que son una buena noticia para el PSOE.
Y es que este es no el plan que tenía Bildu al inicio de la legislatura de Sánchez, cuando pensaba que los separatistas eran los que debían salir ganando y no el PSOE. Hace sólo un año que los comentarios en Bildu destacaban lo fácil que estaba resultando exigir a Pedro Sánchez una amnistía, un referéndum –ambos plenamente inconstitucionales–, más dinero, una Ley de Memoria Democrática a su medida o juicios paralelos y sin garantías judiciales a la policía por supuestas torturas. La frase que se escuchaba en algunas de sus reuniones era el fiel reflejo de su sensación: "Es increíble lo barato que nos ha salido el blanqueamiento".
La frase era reveladora de la órbita de euforia que generaba en el partido proetarra la negociación con el PSOE. En Bildu destacaban hace bien poco lo igualmente fácil que les había resultado hacerse con el Ayuntamiento de Pamplona, pese a que el ganador electoral fue UPN. Y señalaban que la "euskaldunización" de Navarra, por medio sobre todo de la educación, avanzaba al ritmo que se habían marcado.
Pero ahora han detectado un factor con el que contaban: el desgaste del mantenimiento en el poder de Pedro Sánchez. A Bildu no le ha afectado en primera persona. Pero sí a su partido más cercano en Cataluña, a ERC.
Y desde Bildu saben que eso significa que deben acelerar en la obtención de la agenda separatista plena a la vista de la debilidad de un Sánchez cercado por los propios separatistas y envuelto en casos judicializados como el de los actos de Begoña Gómez o el del espionaje del móvil presidencial con Pegasus.

