
La modernización de los sistemas antiaéreos es uno de los puntos pendientes que tienen ahora mismo las Fuerzas Armadas españolas. Dos de los Programas Especiales de Armamento (PEM) del Ministerio de Defensa se centran específicamente en estos sistemas destinados a guardar y proteger no sólo el espacio aéreo español sino también algunas instalaciones estratégicas, una competencia tanto del Ejército de Tierra como del Ejército del Aire y el Espacio.
Uno de estos programas es el de las baterías NASAMS, un sistema de misiles antiaéreos tierra-aire de altas prestaciones, de cota media-baja y proyectable. Para hacernos una idea de su importancia estrategia, ha sido el elegido desde hace años por el Departamento de Defensa de Estados Unidos para proteger dos de sus edificios más importantes del país, como son la Casa Blanca y el Capitolio.
Actualmente hay cuatro unidades prestando servicio en el Mando de Artillería Antiaérea del Ejército de Tierra, aunque ahora mismo una de las baterías se encuentra desplegada en el exterior, exactamente, en Letonia, donde forma parte del denominado muro anti-Rusia de la OTAN. Llegó a haber incluso una segunda batería desplegada en el Báltico durante el año 2023 que, entre otras cosas, dio seguridad a la Cumbre de la OTAN que se celebró en Lituania.
Estas baterías remolcables son fabricadas por la empresa noruega Kongsberg, en colaboración con la estadounidense Raytheon, encargada de los misiles AMRAAM que dispara, y se emplean para proteger áreas situadas a entre 7 y 10 kilómetros de donde se encuentran situadas. Tienen un alcance de hasta 25 kilómetros, con un techo máximo de altura de 10 kilómetros, y los misiles alcances velocidades de 2.0 match (dos veces la velocidad del sonido).
El objetivo del programa español incluye la actualización de las cuatro baterías en uso hasta la versión 2+, la más moderna que hay en el mercado, la compra de una unidad nueva -que irá a parar al Escuadrón de Apoyo al Despliegue Aéreo (EADA) del Ejército del Aire-, la actualización y compra de productos asociados a las baterías y la adquisición de modernos misiles para ser empleados en las mismas. El coste total es de 673,4 millones de euros.
El acuerdo firmado esta misma semana entre la Dirección General de Armamento y Material (DGAM) del Ministerio de Defensa y la noruega Kongsberg, al que ha tenido acceso Liberad Digital, detalla que una buena parte de lo que será este programa de modernización. Exactamente, incluye todos los sistemas que se van a adquirir salvo los misiles AMRAAM de Raytheon, que se deberían adquirir en un contrato con esta empresa.
Se incluye la actualización a la versión 2+ de los cuatro FDC (Centros de Distribución de Fuego, por sus siglas en inglés) NASAMS en servicio en el Ejército de Tierra, la adquisición de un nuevo FDC para el Ejército del Aire, la modernización de los ocho lanzadores en servicio en el Ejército de Tierra, y la compra de 7 nuevos lanzadores MKII, de los que cuatro irán para el Ejército de Tierra y tres para el Ejército del Aire.
Asimismo, se adquieren 5 sistemas electro-ópticos (EOS) con sus elementos auxiliares -4 irán para el Ejército de Tierra y uno para el Ejército del Aire-, una decena de VIK Mistral, 4 sistemas nodales de comunicación con sus elementos auxiliares (tres para el Ejército de Tierra y uno para el Ejército del Aire), además de 5 radares F1 Sentinel con sus elementos auxiliares. Todo ello debe ser modernizado y/o entregado antes del 30 de noviembre de 2027.
El coste total está firmado en 499,4 millones de euros. El pago de los mismos se realizará en cuatro años, debiéndose pagar durante este 2024 un total de 109,7 millones de euros, quedando para 2025 una suma de 109,1 millones, para el año 2026 un montante económico de 120,8 millones de euros y, por último, un total de 159,7 millones para 2027 para dar por concluidos los pagos.

