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Puigdemont: billete de ida y vuelta en plaza de maletero

El prófugo se dispone a regresar a España "de incógnito" con los Mossos haciendo la vista gorda en el Parlament.

El prófugo se dispone a regresar a España "de incógnito" con los Mossos haciendo la vista gorda en el Parlament.
El expresidente de la Generalidad de Cataluña, Carles Puigdemont. | Europa Press

Escapó oculto y regresará oculto. Salió de su casa metido en un maletero para sortear la vigilancia en los alrededores de su domicilio y volverá escondido. Esa es al menos su pretensión. Entrar en España "de incógnito" según la expresión del secretario general de Junts, Jordi Turull. La "idea" de su entorno es que Puigdemont acceda a la cámara catalana a resguardo de las miradas de los Mossos d'Esquadra que vigilan el recinto parlamentario para asistir y de paso reventar la sesión de investidura del socialista Salvador Illa.

Para ello cuenta con la complicidad del presidente de la cámara, su colega Josep Rull, también de Junts, y quién sabe si de los Mossos porque de otro modo resulta imposible acceder al edificio.

Agentes de los Mossos facilitaron su huida con el entonces sargento del servicio de escoltas de la Generalidad Lluís Escolà (recientemente amnistiado) al volante y si se cumple el guion previsto será detenido por agentes de los Mossos.

La intención es que el arresto sea limpio, sin esposas y sin medios de comunicación no gratos. El actual jefe de los Mossos, Eduard Sallent, pretende tenerlo todo controlado. A tal efecto ha emitido la orden de que se le comunique cualquier actuación relacionada con Puigdemont antes de llevarse a cabo. Los Mossos han contactado incluso con el entorno del expresidente para coordinar el operativo. Se descarta por completo que Puigdemont vaya a ser interceptado antes de llegar a la cámara autonómica o que en su arresto vayan a participar agentes de la Guardia Civil o la Policía Nacional.

El "mérito" será de los Mossos, el cuerpo que miró para otro lado en su escapada y que ahora prepara una detención lo más discreta posible y nunca dentro del edificio del Parlament. Se trata de minimizar el espectáculo. Puigdemont ha aludido en infinidad de ocasiones a la dignidad de la presidencia de la Generalidad. Por eso, alega, se puso americana y corbata para huir de España ante la posibilidad de ser detenido y exhibido en los medios como un trofeo y por eso evitará por todos los medios posible que Policía Nacional o Guardia Civil tomen parte en su previsible captura. El "honor" recaerá en el mismo cuerpo que no impidió su fuga tras no impedir el referéndum ilegal del 1-O.

El papel de Trapero

Si se cumple el programa de Junts, Puigdemont será el gran protagonista de la investidura de Salvador Illa con su irrupción por sorpresa en el hemiciclo catalán, pero para eso será necesaria la complicidad del cuerpo autonómico de policía. Josep Lluís Trapero, el que fuera policía de referencia de Puigdemont, ha cambiado de bando. Ahora está con el PSC y espera ocupar la dirección general de Interior, un cargo que está un peldaño por encima del jefe de los Mossos y solo un escalón por debajo del titular de la consejería, que será casi con toda seguridad la alcaldesa de Santa Coloma de Gramenet, Núria Parlón, buena amiga, por cierto, del todavía prófugo y una de esas socialistas que estaban por la labor del "derecho a decidir".

Escolta de mossos fuera de servicio

El expresidente de la Generalidad golpista ha contado en todo momento durante los últimos siete años de servicio de guardaespaldas. Mossos afectos a la causa separatista se han repartido las tareas de custodia de Puigdemont. Según el relato comúnmente aceptado en los medios, los agentes se han ocupado de la protección del líder separatista en su tiempo libre y de manera absolutamente desinteresada. Puro voluntariado y activismo.

Agentes sin armas

Serán miembros de este "equipo" de los Mossos los encargados de facilitar que Puigdemont cruce la frontera sin ser detectado. En teoría no pueden ir armados porque están fuera de servicio. Claro que tampoco podrían dedicarse a esa clase de servicios de protección a Puigdemont en su tiempo libre sin incurrir en supuestos delictivos. Se desconoce quién sufraga los gastos de viaje, los continuos desplazamientos entre Barcelona y Bruselas. Puigdemont sostiene que su "exilio" es costeado por donaciones anónimas de desinteresados mecenas del independentismo. Tales donaciones lo cubren todo, desde la "Casa de la República" a la defensa jurídica, de la protección al alojamiento y la manutención, de la representación a los viajes.

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