Menú

Vargas Llosa y su papel contra el golpe separatista: "La democracia española está aquí para quedarse"

El escritor cerró la manifestación de más de un millón de personas del 8 de octubre de 2017 con un discurso histórico sobre la libertad y España.

El escritor cerró la manifestación de más de un millón de personas del 8 de octubre de 2017 con un discurso histórico sobre la libertad y España.
Mario Vargas Llosa | David Alonso Rincón

Mario Vargas Llosa fue uno de los grandes protagonistas de los convulsos días de octubre de 2017 en España. El gobierno golpista de la Generalidad catalana había rebasado todas las líneas rojas, desobedecido toda clase de requerimientos del Tribunal Constitucional y del Tribunal Supremo, organizado un referéndum ilegal. Tras ese esperpento de consulta celebrado el 1 de octubre, un discurso del Rey y una manifestación histórica por las calles de Barcelona taponó todas las opciones de triunfo de la asonada.

La intervención de Felipe VI cubrió el flanco político, en el que el Gobierno de Mariano Rajoy aparecía desbordado. La manifestación supuso el jaque mate contra los sublevados, que aún llegarían a votar una proclamación de la república en el parlamento antes de huir algunos y presentarse ante las autoridades judiciales otros. En la manifestación que desencajó a los separatistas, que hasta ese momento presumían del control absoluto de las calles, brilló por encima de cualquier otro interviniente Mario Vargas Llosa, quien pronunció un discurso histórico sobre los peligros del nacionalismo y la unidad de España.

Su alocución fue breve, de nueve minutos. En ella habló de los estragos del separatismo, de la fuga de empresas y de la condición cainita del nacionalismo, pero también de la Barcelona en la que él se instaló en los setenta, la capital de la edición en español, la ciudad que aprovechó los resquicios de libertad del tardofranquismo para "volcarse al mundo y traer del mundo las mejores ideas".

Sus palabras certificaron el fracaso del gobierno de Puigdemont y Junqueras. El líder de Junts no ha hecho mención al fallecimiento de Vargas Llosa. El actual presidente de la Generalidad, Salvador Illa, que asistió a aquella manifestación, le ha dedicado unas palabras en catalán en su cuenta de la red social X. En ellas traslada su pésame a la familia y dice que su trayectoria "siempre estará ligada a Barcelona, capital del ‘boom latinoamericano’". El mensaje ha sido reposteado por la cuenta del gobierno catalán. Nada más.

Este fue su discurso de Vargas Llosa: "Queridos amigos, todos los pueblos modernos o atrasados viven en su historia momentos en los que la razón es barrida por la pasión. Y es verdad que la pasión puede ser generosa y altruista cuando la inspira la lucha contra la pobreza y el paro. Pero la pasión puede ser también destructiva y feroz cuando la mueven el fanatismo y el racismo.

La peor de todas, la que ha causado más estragos en la historia es la pasión nacionalista. Religión laica, herencia lamentable del peor romanticismo, el nacionalismo ha llenado la historia del mundo, de Europa y de España de guerras, de sangre y de cadáveres.

Desde hace algún tiempo el nacionalismo viene causando estragos también en Cataluña. Para eso estamos aquí, para pararlo. Para eso han salido miles y miles de catalanes de sus casas en esta mañana soleada del otoño catalán. Son catalanes democráticos que no creen que son traidores quienes piensan distinto a ellos. Son catalanes que no consideran al adversario un enemigo, que no ensucian sus puertas y destruyen sus vitrinas, catalanes que creen en la democracia, en la libertad, en el Estado de derecho, en la Constitución.

Y además de catalanes hay aquí miles de hombres y mujeres venidos de todos los rincones de España, incluso del Perú, a decirles a los amigos catalanes que no están solos, que estamos con ellos, que queremos dar junto con ellos la batalla por la libertad. Estamos armados de ideas, de razones y de una convicción profunda de que la democracia española está aquí para quedarse y que ninguna conjura independentista la destruirá.

No queremos que los bancos y las empresas se vayan de Cataluña como si fuera una ciudad medieval acosada por la peste. No queremos que los ahorradores catalanes retiren su dinero por la desconfianza, por la inseguridad jurídica que les merece el futuro de Cataluña. Queremos, por el contrario, que los capitales y las empresas vengan a Cataluña para que vuelva a ser como tantas veces en su historia la capital industrial de España, la locomotora de su desarrollo y de su prosperidad.

Queremos que Cataluña vuelva a ser la capital cultural de España como era cuando yo vine a vivir aquí en unos años que recuerdo con enorme nostalgia. Eran los últimos años de la dictadura franquista. La dictadura se deshilachaba y hacía agua por todas partes y ninguna ciudad española aprovechó tanto como Barcelona esos resquicios de libertad para volcarse al mundo y traer del mundo las mejores ideas, los mejores libros, todos los grandes logros de la vanguardia. Por eso venían los españoles a Barcelona, porque aquí los aires eran ya los de Europa, es decir, los de la democracia y la civilización.

Aquí, en esa Cataluña, se reunieron de nuevo después de haberse dado la espalda desde la Guerra Civil los escritores españoles y los escritores latinoamericanos. Aquí yo he visto llegar a Barcelona a muchachas y muchachos de toda América latina con vocaciones artísticas y literarias que venían porque aquí había que estar si uno quería triunfar en el mundo de las artes, del pensamiento, de la literatura. Venían aquí como nosotros en las generaciones anteriores íbamos a París. Queremos que Cataluña, que Barcelona vuelva a ser la capital de la cultura de España.

Queridos amigos, España es un país antiguo, Cataluña es un país antiguo. Hace quinientos años sus historias se juntaron y se juntaron con las historias de vascos, gallegos, extremeños, andaluces, etcétera, etcétera, para crear esa sociedad multicultural y multilingüística que es España. Ahora, desde hace cuarenta años, además de recuerdos de un pasado a veces glorioso y a veces trágico, España es también una tierra de libertad, una tierra de legalidad. Eso el independentismo no lo va a destruir.

Se necesita mucho más que una conjura golpista de los señores Puigdemont y Junqueras, de la señora Forcadell para destruir lo que han construido quinientos años de historia. No lo vamos a permitir. Aquí estamos. Ciudadanos pacíficos que creemos en la coexistencia, que creemos en la libertad, vamos a demostrarles a esos independentistas minoritarios que España es ya un país moderno, un país que ha hecho suya la libertad y que no va a renunciar a ella por una conjura que quiere retrocederlo a país tercermundista.

Esta manifestación supera todo lo que los más optimistas organizadores consideraban. Es una demostración maravillosa de que Barcelona, de que Cataluña como el resto de España están por la democracia, por la legalidad y por la libertad.

¡Viva la libertad! ¡Visca Catalunya! ¡Viva España!"

Temas

En España

    0
    comentarios

    Servicios

    • Radarbot
    • Libro
    • Curso
    • Alta Rentabilidad