
El presidente de la Generalidad catalana, el socialista Salvador Illa, se ha llevado una buena tunda en la segunda sesión del debate de política general del parlamento autonómico. El partido más suave ha sido Junts, cuyo portavoz, Albert Batet, ha calificado a Illa de "gran anestesista" y le ha echado en cara la supuesta "españolización" que el partido del prófugo Puigdemont atribuye al dirigente socialista catalán.
El dirigente independentista ha hecho un repaso político en el que ha incluido la inmigración, una nueva muestra de la influencia que 'Aliança Catalana' (AC) tiene en Junts, para advertir que los servicios se han quedado pequeños, que hay ocho millones de habitantes cuando los servicios están diseñados para la Cataluña de los seis millones. Además, ha exigido un salario mínimo catalán y unas pensiones también catalanas.
La intervención de Batet ha quedado en mera anécdota en comparación con las de los portavoces de PP, Vox y AC, que han estado mucho más contundentes y duros con el president. El primero en intervenir ha sido el líder del PP catalán, Alejandro Fernández, quien tras negar la "normalización" le ha espetado a Illa que "me indigna como catalán ver al presidente de la Generalidad reducido a palanganero de Pedro Sánchez y Puigdemont. Usted no puede ir por el mundo haciendo de suplente de Santos Cerdán, por el amor de Dios". Era una alusión a la reciente reunión mantenida en Bruselas entre Puigdemont y Salvador Illa.
"De yerno ideal a muñeco diabólico"
También ha cargado el dirigente popular con el asunto de la corrupción. Al respecto ha afirmado que "yo puedo decir la palabra Gürtel asumiendo que es un episodio vergonzoso de mi partido, pero basta con pronunciar la palabra 'chili? (Xi Li, alusión a una vendedora de mascarillas) y el empático yerno ideal que parece Salvador Illa se convierte en Chucky, el muñeco diabólico".
El siguiente en arremeter contra Illa ha sido el presidente de Vox, Ignacio Garriga, quien ha llamado "corrupto" a Pedro Sánchez y ha acusado a Illa de tomar el pelo a los catalanes con sus promesas en materia de vivienda. "Juegan con la esperanza de la gente y son unos auténticos estafadores", ha señalado Garriga.
Además, ha vinculado inmigración y delincuencia y ha responsabilizado al Govern del aumento de los crímenes sexuales. "Han conseguido que en los bolsos de las mujeres se incorpore un nuevo complemento: el espray de pimienta. Y que tengamos que poner localizadores a nuestras hijas para el trayecto de casa al tren", ha dicho Garriga.
Orriols e Israel
El listón estaba muy alto, pero la líder de AC y alcaldesa de Ripoll, Sílvia Orriols, ha estado a la altura de lo que se esperaba de ella. De entrada, ha lucido en la blusa un corazón con la bandera de Israel. Era su respuesta a los ataques contra Israel y las constantes alusiones al supuesto "genocidio" por parte de los grupos de izquierda. Orriols ha acusado a Illa de banalizar el término genocidio, ha recordado la masacre perpetrada contra los judíos del 7 de Octubre de hace dos años, ha acusado a Illa de "cerrar la puerta a la civilización y abrirla a la ley islámica" por cerrar la delegación de la Generalidad en Israel y abrir una en Jordania.
Inmigración y violaciones
Orriols ha coincidido con Garriga al acusar a Illa y a los partidos que le apoyan del incremento de las violaciones "porque han dejado entrar culturas que tratan a las mujeres como objetos sexuales" y ha reprochado al presidente que se niegue a aceptar el vínculo entre inmigración y delincuencia y hable de pobreza. "No son pobres, son bárbaros", ha señalado respecto a los delincuentes extranjeros. El colofón del discurso de Orriols ha llegado cuando ha reprochado que "los socialistas no buscan consensos cuando tienen mayoría absoluta, se van a la droguería a comprar cal viva", alusión a los GAL.
Illa no le ha dedicado mucho tiempo en su turno de réplica y la ha acusado de "falta de credibilidad" independentista porque en el Ayuntamiento de Ripoll ondea la bandera de España.
El punto ridículo de la sesión lo ha aportado el portavoz de la CUP, Xavier Pellicer, quien ha asegurado que "el catalán es una lengua antifascista" después de censurar a Illa no hacer suficiente por proteger ese idioma. Sin embargo, el tono entre la CUP e Illa ha sido amable porque el partido antisistema ve con buenos ojos las promesas en materia de vivienda del PSC.
En cuanto a ERC y los "Comuns", ambos partidos le han recordado los compromisos de investidura (financiación singular, exterminio del idioma español y vivienda) y han amenazado tímidamente con retirarle su apoyo si no se siguen dando pasos en estas materias.

