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Las excentricidades de Tomás Gómez

El líder de los socialistas madrileños, molesto para el PSOE, ejerce su oposición a golpe de titular, insultos y excentricidades como la de hoy.

El líder de los socialistas madrileños, molesto para el PSOE, ejerce su oposición a golpe de titular, insultos y excentricidades como la de hoy.

Tomás Gómez va a hacer "una fiesta de pijamas" en la Asamblea de Madrid; esto es: un encierro para protestar por el plan de la Consejería de Sanidad. El dirigente de los socialistas madrileños ha visto en este conflicto un filón para erigirse líder de la causa. Ya el pasado 5 de diciembre protagonizó un numerito por esta misma cuestión: cuando grupos de médicos y de sindicatos sanitarios (pero también de Telemadrid) acudieron a las puertas de la Asamblea a protestar, Gómez –junto al líder de IU Gregorio Gordo– salió para respaldar a los manifestantes.

El secretario general del PSM se ha convertido en una persona molesta para su propio partido. Contrario a Rubalcaba, apoyó sin tapujos a Chacón y evidencia la falta de primarias en el PSOE. Pero es que además, sus salidas de tono constantes y sus malos resultados electorales no hacen sino incrementar ese malestar interno.

Las burlas generalizas comenzaron a raíz de su cartel en las pasadas elecciones municipales y autonómicas. Emulando a la película protagonizada por Clint Eastwood, Invictus, la sede del PSM desplegó para la ocasión un gran cartel en el que aparecía Gómez caracterizado de guerrero a lo Eastwood. Y explicaban desde su partido que su protagonista era "un hombre que es firme defensor de unos ideales de justicia social, libertad, igualdad".

No obstante, las cuentas que dejó en Parla, donde fue alcalde de 1999 a 2008, no encajan con esos ideales de justicia social e igualdad. El municipio madrileño está al borde de la quiebra. Además, varias informaciones, publicadas en ABC o La Razón, denunciaron en su día que Gómez utilizaba el parking y el gimnasio de la Policía parleña.

Pero si por algo se caracteriza Gómez, es por dedicarle gruesas palabras al gobierno de la Comunidad de Madrid; especialmente a Esperanza Aguirre, antes de que ésta dejara la política activa. De la expresidenta madrileña ha dicho que "es una mezcla entre Hugo Chávez y Stalin", "sirvienta dócil" o "condesa" en tono peyorativo. También arremetió, por ejemplo, contra la ahora ministra de Sanidad, Ana Mato, en pleno auge del caso Gürtel: "El matrimonio Sepúlveda-Mato es como el matrimonio Julián Muñoz-Mayte Zaldívar". Mato puso en manos de sus abogados estas declaraciones.

En su día, también arremetió contra la portavoz del PP en Parla a la que llegó a llamar "chica fácil" y "cabaretera". Las consejeras del gobierno autonómico deploraron estos insultos y exigieron a Gómez que se disculpara.

Las ocurrencias del líder de los socialistas madrileños también son de lo más variopinto: desde relacionar la matanza de Noruega con las TDT de Madrid, a querer impedir que los miembros del Opus Dei ocupen cargos públicos. Y esto último a pesar de que Gómez defendía hace tan sólo unos años que "la religión" era "necesaria en democracia".

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